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Para preguntas médicas, le animamos a revisar su información con su médico.
Administre su atención contra el cáncer
Muchos problemas que pueden ocurrir inmediatamente después del trasplante resultan por tener la médula ósea destruida por los medicamentos o la radiación justo antes del trasplante. Otros pueden ser efectos secundarios de los mismos tratamientos de acondicionamiento.
Su equipo de trasplante puede ayudarle a manejar los efectos secundarios. Algunos se pueden prevenir y la mayoría pueden tratarse para ayudar a que se sienta mejor. Esta no es una lista completa y usted deberá informar a su médico o equipo especializado en trasplantes sobre cualquier problema que tenga o cualquier cambio que note. Algunos de estos problemas pueden poner la vida en peligro, de modo que es importante que pueda ponerse en contacto con su médico o equipo de trasplantes ya sea de noche, durante fines de semana o durante días festivos. Solicite sus números de contacto fuera del horario de atención para asegurarse de que pueda comunicarse con ellos.
La mucositis (inflamación o úlceras en la boca) es un efecto secundario a corto plazo que puede surgir con la quimioterapia y la radiación. Por lo general se alivia dentro de algunas semanas tras el tratamiento, pero puede ocasionar que resulte muy doloroso comer y beber.
Una buena nutrición es importante para las personas que padecen cáncer. Si el dolor o las llagas (úlceras) en la boca dificultan la acción para comer o tragar, su equipo de trasplante le puede ayudar a desarrollar un plan para sobrellevar sus síntomas.
Debido a que los medicamentos de la quimioterapia pueden causar náuseas y vómitos severos, los médicos a menudo administran medicamentos contra las náuseas (antieméticos) al mismo tiempo que se administra la quimioterapia para tratar de prevenir estos síntomas. El objetivo es prevenir las náuseas y los vómitos tanto como sea posible, pues es más fácil prevenirla antes de que surjan, que detener estos síntomas una vez que ocurren. El tratamiento preventivo deberá iniciarse antes de que se administre quimioterapia y deberá continuarse por tanto tiempo como la quimioterapia cause vómitos, lo cual puede ser de 7 a 10 días tras la última sesión de quimioterapia.
Ningún medicamento puede prevenir o controlar al 100% las náuseas y los vómitos causados por la quimioterapia. En muchos casos, se usan dos o más medicamentos. Necesitará informar a su equipo de trasplante qué tan bien sus medicamentos están controlando las náuseas y los vómitos, y en caso de que no estén surtiendo efecto, se le darán medicamentos distintos.
Durante al menos las primeras 6 semanas tras el trasplante, hasta que las células madre comiencen a producir glóbulos blancos (injerto), usted puede contraer infecciones graves fácilmente. Las infecciones bacterianas son las más comunes durante este tiempo, aunque las infecciones virales que eran controladas por su sistema inmunitario pueden volverse activas nuevamente. Las infecciones micóticas (infecciones por hongos), también pueden volverse un problema. Además, incluso las infecciones que solo causan síntomas leves en personas con sistemas inmunitarios normales pueden ser bastante peligrosas para usted. Esto se debe a que justo después del trasplante usted no tiene muchos glóbulos blancos que estén funcionando bien, y estas son las células inmunitarias primarias que combaten las infecciones.
Puede que le suministren antibióticos para tratar de prevenir infecciones hasta que los recuentos sanguíneos alcancen cierto nivel. Por ejemplo, la neumonía por pneumocystis (a menudo llamada PCP) es una infección común que es fácil de contraer. Aun cuando esta bacteria no causa daño a las personas con sistemas inmunitarios normales, en otras personas puede causar fiebre, tos y graves problemas respiratorios. Normalmente se usan antibióticos para evitar que los pacientes trasplantados contraigan esta infección.
Puede que su médico le examine antes del trasplante para identificar signos de ciertas infecciones que pudieran volverse activas después del trasplante. También es posible que le administre medicinas especiales para mantener estos gérmenes bajo control. Por ejemplo, el virus llamado CMV (citomegalovirus) es una infección común que muchos adultos tienen o tuvieron en el pasado. Los adultos con sistemas inmunitarios sanos pueden no tener ningún síntoma porque sus sistemas inmunitarios pueden mantener el virus bajo control. Sin embargo, el CMV puede ser una causa de neumonía grave en personas que se han sometido a trasplantes, porque el trasplante reduce la cantidad de glóbulos blancos que tienen. La neumonía a causa de CMV se presenta principalmente en personas que ya habían sido infectadas con CMV, o cuyos donantes tenían el virus. Si usted o el donante tenían CMV, el equipo a cargo del trasplante puede seguir precauciones especiales para prevenir esta infección mientras se encuentra en el hospital.
Después del injerto, el riesgo de infección es menor, pero aún puede suceder. Puede tomar de 6 meses a un año después del trasplante para que el sistema inmunitario funcione como es debido. Incluso puede que tome más tiempo para los pacientes con enfermedad injerto-contra-huésped (GVHD, lea información más adelante). Es importante hablar con el equipo de atención médica sobre el riesgo de infección durante este tiempo.
Debido a que hay mayor riesgo, estará bajo observación minuciosa en busca de signos de infección, como fiebre, tos, dificultad para respirar o diarrea. Puede que su médico solicite análisis de sangre a menudo, y se requerirán precauciones adicionales para evitar la exposición a gérmenes. Mientras esté en el hospital, cualquier persona que entre a la habitación debe lavarse bien las manos. También deben ponerse batas, cubiertas de zapatos, guantes y mascarillas (o cubrebocas).
Debido a que las flores y las plantas pueden contener hongos y bacterias, no se permiten en la habitación. Por la misma razón, es posible que le indiquen que no puede comer ciertas frutas ni verduras frescas. Todos sus alimentos deben estar bien cocidos y usted o sus familiares deben manejarlos con mucho cuidado. Es posible que tenga que evitar ciertos alimentos por un tiempo.
Además, puede que le indiquen que evite el contacto con el suelo, heces fecales (excremento tanto humano como animal) acuarios, reptiles y mascotas exóticas. El equipo de profesionales de la salud puede pedirle que evite estar cerca de suelo contaminado, excremento de aves, u hongos. Usted necesitará lavarse las manos después de tocar las mascotas. Tal vez su familia necesite mover la caja sanitaria para el gato de los lugares donde usted come o pasa tiempo. Además, no debe limpiar jaulas para mascotas o cajas de desechos durante este tiempo. En su lugar, pida a un familiar o amigo que haga esta tarea.
Su equipo de profesionales en trasplantes le indicará a usted y a su familia en detalles las precauciones que deberán tomar. Existen muchos virus, bacterias y hongos que pueden causar infecciones después del trasplante. Usted puede estar en riesgo de contraer algunos más que otros.
A pesar de todas estas precauciones, a menudo les da fiebre a los pacientes (uno de los primeros signos de infección). De hecho, a veces la fiebre es el único signo de infección, por lo que es muy importante comunicarse con el equipo de atención médica si presenta uno u otros signos de infección. Probablemente le pedirán que se tome la temperatura por vía oral todos los días o dos veces al día durante un tiempo. Su equipo de atención médica le informará qué temperatura requerirá que les llame. Si presenta fiebre, se realizarán pruebas para determinar las posibles causas de la infección (radiografías al tórax, análisis de orina y cultivos sanguíneos), y se administrarán antibióticos.
Después de un trasplante, hay riesgo de sangrar porque el tratamiento de acondicionamiento destruye la capacidad del cuerpo para producir plaquetas. Las plaquetas son los componentes sanguíneos que facilitan la coagulación de la sangre. Mientras espera que las células madre trasplantadas comiencen a funcionar, su equipo de trasplante puede indicarle que tome precauciones especiales para evitar heridas y hemorragias.
Después del trasplante, los recuentos de plaquetas están bajos por al menos varias semanas. Mientras tanto, podría ser que note sangrado y moretones sin mayor causa, como hemorragias nasales y de las encías. Si su recuento de plaquetas desciende por debajo de un determinado nivel, es posible que sea necesaria una transfusión de plaquetas. Será necesario tomar precauciones hasta que sus recuentos de plaquetas estén en niveles seguros.
También toma tiempo para que su médula ósea comience a producir glóbulos rojos, y es posible que sean necesarias transfusiones de glóbulos rojos de vez en cuando durante el periodo de recuperación.
La neumonitis es un tipo de inflamación (hinchazón) en el tejido pulmonar que es más común en los primeros 100 días después del trasplante. Sin embargo, algunos problemas pulmonares pueden ocurrir mucho tiempo después (incluso 2 o más años después del trasplante).
La neumonía causada por infección ocurre con más frecuencia, pero la neumonitis puede ser causada por radiación, enfermedad injerto-contra-huésped, o quimioterapia en lugar de gérmenes. Es causada por el daño en áreas entre las células de los pulmones (llamadas espacios intersticiales).
La neumonitis puede ser grave, especialmente si la irradiación corporal total se administró junto con quimioterapia como parte del tratamiento previo al trasplante (acondicionamiento). En el hospital se toman radiografías de tórax para ver si tiene neumonitis y neumonía. Algunos médicos realizarán pruebas respiratorias una vez cada pocos meses si usted presenta la enfermedad-contra-injerto (refiérase a la sección a continuación).
Debe reportar inmediatamente a su doctor o al equipo a cargo de hacer el trasplante cualquier dificultad para respirar o cambios en la respiración. Existen muchos otros tipos de problemas pulmonares y respiratorios que también necesitan ser atendidos rápidamente.
La enfermedad injerto-contra-huésped (GVHD, por sus siglas en inglés) puede ocurrir en alotrasplantes cuando las células del sistema inmunitario del donante ven a su cuerpo como un cuerpo extraño. (Recuerde: el sistema inmunitario del receptor ha sido en su mayor parte destruido por el tratamiento de acondicionamiento y no puede contraatacar; las nuevas células madre del donante forman la mayor parte del sistema inmunitario después del trasplante). Las células inmunitarias del donante pueden atacar ciertos órganos, con más frecuencia a la piel, el tracto gastrointestinal (GI) y el hígado. Esto puede cambiar la forma en que funcionan los órganos y aumentar el riesgo de infección.
Las reacciones por esta enfermedad son muy comunes y pueden variar, desde ser leves hasta presentar un peligro de muerte. Los médicos clasifican a la GVHD en aguda o crónica. La GVHD aguda comienza poco tiempo después del trasplante y dura poco tiempo. Por otro lado, la GVHD crónica comienza más tarde y dura mucho tiempo. Una persona podría tener uno, ambos o ningún tipo de GVHD.
La enfermedad de injerto-contra-huésped aguda puede ocurrir entre 10 y 90 días después de un trasplante, aunque el tiempo promedio es de alrededor de 25 días.
Aproximadamente de una tercera parte a la mitad de los receptores de alotrasplantes padecerá GVHD aguda. Resulta menos común en los pacientes más jóvenes y en aquellos cuya compatibilidad de los antígenos HLA entre el donante y el paciente se asemeja más.
Los primeros signos por lo general consisten en una irritación, ardor y enrojecimiento de la piel en las palmas de las manos y las plantas de los pies. Esto puede propagarse a través de todo el cuerpo. Algunos otros síntomas son:
Los médicos intentan evitar los casos agudos de esta enfermedad al suministrar medicamentos que suprimen el sistema inmunitario, como esteroides (glucocorticoides), metotrexato, ciclosporina, tacrolimus, o determinados anticuerpos monoclonales. Estos medicamentos se suministran antes de que se presente la GVHD aguda y pueden ayudar a prevenir los efectos graves de la GVHD. Aun así, la GVHD leve casi siempre ocurrirá en pacientes que reciben alotrasplantes. Se están probando otros medicamentos en diferentes combinaciones para la prevención de la GVHD.
El riesgo de presentar la enfermedad injerto-contra-huésped aguda también puede reducirse al extraer las células inmunitarias llamadas células-T de las células madre del donante antes del trasplante. Pero esto también puede incrementar el riesgo de infección viral, regreso de una leucemia y fracaso del injerto (este asunto se trata más adelante). Los investigadores están evaluando técnicas más recientes para eliminar solo ciertas células llamadas células T aloactivadas provenientes de los injertos del donante. Esto podría disminuir la gravedad de la enfermad injerto-contra-huésped y aún permitir que las células-T destruyan cualquier restante de células cancerosas en el cuerpo.
Si se produce una GVHD aguda, a menudo es leve, afectando principalmente a la piel. A veces, sin embargo, puede ser más graves o incluso poner en peligro la vida.
Los casos leves a menudo se pueden tratar con un medicamento esteroideo aplicado a la piel (tópicamente) como ungüento, crema o loción, o con otros tratamientos para la piel. Los casos más graves de GVHD pueden necesitar tratamiento con un medicamento esteroideo que se toma como una píldora o se inyecta en una vena. Si los esteroides no son eficaces, se pueden utilizar otros medicamentos que afectan el sistema inmunitario.
GVHD crónica
La GVHD crónica puede comenzar entre 90 y 600 días después del trasplante de células madre. La señal que primero se presenta es frecuentemente una erupción en las palmas de las manos o en las plantas de los pies. La erupción se puede propagar y usualmente produce picazón (comezón) y resequedad. En casos graves, pueden surgir ampollas en la piel y esta puede descamarse como si tuviera una quemadura solar. También pudiera presentarse fiebre. Otros síntomas de la GVHD crónica pueden incluir:
La GVHD crónica se trata con medicamentos que suprimen el sistema inmunitario, de forma similar a los usados para los casos agudos. Estos medicamentos pueden aumentar su riesgo de infecciones mientras usted sea tratado por la GVHD. La mayoría de los pacientes con GVHD crónica pueden suspender los medicamentos inmunosupresores después de que sus síntomas mejoran.
La enfermedad veno-oclusiva hepática (VOD) es una complicación severa en la que se bloquean las venas diminutas y otros vasos sanguíneos dentro del hígado. No es común, y solo ocurre en personas con alotrasplantes, y principalmente en aquellas que recibieron los medicamentos busulfán o melfalán como parte del acondicionamiento, o tratamiento que se administró antes del trasplante.
La VOD generalmente ocurre dentro de las 3 semanas después del trasplante. La VOD es más común en personas mayores que tuvieron enfermedades hepáticas antes del trasplante y en personas con GVHD aguda. Esta enfermedad comienza con piel y ojos amarillos, orina oscura, sensibilidad debajo de las costillas (donde se encuentra el hígado) y aumento de peso repentino (mayormente por la acumulación de líquido en el vientre). Es potencialmente mortal, por lo que el diagnóstico temprano es muy importante. Los investigadores continúan descubriendo maneras de tratar de medir las probabilidades de que una persona padezca VOD para que el tratamiento pueda comenzar tan pronto como sea posible.
El fracaso del injerto ocurre cuando el cuerpo no acepta las nuevas células madre. Las células madre que se suministraron no se integran a la médula ósea ni se multiplican como deberían hacerlo. El fracaso del injerto es más común cuando el paciente y el donante no son del todo compatibles y cuando los pacientes reciben células madre a las que se les han extraído las células T. Esto también puede ocurrir en pacientes que tienen un número bajo de células madre, tal como una unidad de un solo cordón umbilical. Aun así, no es muy común.
El fracaso del injerto puede conllevar hemorragia y/o infección grave. El fracaso del injerto se sospecha en pacientes cuyos recuentos no comienzan a aumentar dentro de 3 a 4 semanas de un trasplante de médula ósea o de sangre periférica, o dentro de 7 semanas de un trasplante de sangre del cordón umbilical.
Aunque puede ser muy perturbador que esto suceda, estas personas pueden ser tratadas con una segunda dosis de células madre, si están disponibles. El fracaso del injerto es muy poco probable que ocurra, pero en caso de ocurrir, puede resultar en la muerte del paciente.
El tipo de problemas que pueden surgir después del trasplante depende de muchos factores, como el tipo de trasplante, el tratamiento de quimioterapia o radiación previo al trasplante, el estado general de salud del paciente, la edad del paciente al momento de realizar el trasplante, la duración y el grado en que el sistema inmunitario queda inhibido, y si la enfermedad de injerto-contra-huésped crónica está presente y, de ser así, cuán grave es. Los problemas pueden ser a causa del tratamiento de acondicionamiento (la quimioterapia y radiación que se realizan previo al trasplante), especialmente por la irradiación corporal total, o por otros medicamentos que se usan con el trasplante (como los medicamentos inhibidores del sistema inmunitario que puede que requieran emplearse después del trasplante). Algunos posibles riesgos a largo plazo de un trasplante son:
Los medicamentos que se emplean en los trasplantes pueden dañar los órganos del cuerpo, como el corazón, los pulmones, los riñones, el hígado, los huesos y las articulaciones, y el sistema nervioso. Es posible que necesite cuidados posteriores (atención de seguimiento) con observación minuciosa y con tratamiento para los problemas a largo plazo que pueden surgir en los órganos debido al trasplante. Algunos de estos, como la infertilidad, se deben discutir antes del proceso de trasplante, para que pueda prepararse para ello.
Resulta importante detectar y tratar rápidamente cualquier problema a largo plazo. Informe a su médico de inmediato si nota cualquier cambio o problema. Los exámenes físicos con su médico, así como los análisis sanguíneos, estudios por imágenes, estudios de los pulmones/respiratorios y otras pruebas serán útiles para examinar y controlar los problemas en los órganos.
A medida que los métodos de trasplante mejoran, el número de personas que vive más tiempo va en aumento y los médicos están obteniendo más información sobre los efectos a largo plazo del trasplante de células madre. Los investigadores continúan en la búsqueda de mejores formas de atención para ofrecer la mejor calidad de vida posible a estos sobrevivientes.
El objetivo del trasplante de células madre en pacientes con cáncer es prolongar la vida y, en muchos casos, incluso curar el cáncer. Pero en algunos casos, el cáncer reaparece (a veces llamado recaída o recurrencia dependiendo de cuándo podría ocurrir después de un trasplante). La recaída o recurrencia puede ocurrir pocos meses o pocos años después del trasplante. Rara vez ocurre 5 o más años después del trasplante.
Si el cáncer reaparece, las opciones de tratamiento a menudo son bastante limitadas. Mucho depende de su estado general de salud en ese momento y de si el tipo de cáncer que tiene responde bien al tratamiento con medicamentos. El tratamiento para las personas que, de no ser por la enfermedad motivo del trasplante, están sanas y fuertes, puede incluir quimioterapia o terapia dirigida. Algunos pacientes que se sometieron a alotrasplantes se pueden beneficiar al recibir los glóbulos blancos del mismo donante (esto se llama infusión de linfocitos del donante) para reforzar el efecto injerto-contra-cáncer. Algunas veces, es posible realizar un segundo trasplante. Sin embargo, la mayoría de estos tratamientos presentan riesgos graves aún para los pacientes más saludables, de modo que los pacientes que están débiles, que son mayores o que tienen enfermedades crónicas a menudo no pueden recibir estos tratamientos.
Otras opciones pueden incluir cuidado paliativo (de apoyo), o un estudio clínico de un tratamiento en investigación. Es importante saber cuál podría ser el resultado previsto de cualquier otro tratamiento, así que hable con su médico sobre los fines del tratamiento. Asegúrese de entender los beneficios y los riesgos antes de tomar una decisión.
Además de la posibilidad de que el cáncer original regrese después de haberse tratado con un trasplante de células madre, también existe una probabilidad de que surja un segundo cáncer (distinto) después del trasplante. Hay estudios que han demostrado que las personas que han tenido alotrasplantes tienen un mayor riesgo de que surja un segundo cáncer en comparación con las personas que recibieron un tipo diferente de trasplante de células madre.
Un cáncer llamado enfermedad linfoproliferativa postrasplante, si ocurre, generalmente se desarrolla dentro del primer año después del trasplante. Otras afecciones y cánceres que pueden ocurrir son cánceres de tumores sólidos en diferentes órganos, leucemia y síndromes mielodisplásicos. Estas otras afecciones, si ocurren, tienden a desarrollarse unos años o más después del trasplante.
Los factores de riesgo de un segundo cáncer están siendo estudiados, entre los cuales se incluyen:
El tratamiento exitoso de un primer cáncer da tiempo (y posibilidad) para que un segundo cáncer se desarrolle. Los tratamientos como la radioterapia y quimioterapia pueden inducir un segundo cáncer en el futuro, sin importar qué tipo de cáncer esté siendo tratado, e incluso sin el uso de altas dosis como las empleadas en trasplantes.
El trastorno linfoproliferativo postrasplante (PTLD) consiste en un crecimiento descontrolado de las células linfáticas, lo cual es realmente un tipo de linfoma, que puede presentarse después de un alotrasplante de células madre. Está asociado con las células T (un tipo de glóbulo blanco que es parte del sistema inmunitario) y la presencia del virus Epstein-Barr (EBV). Normalmente las células T ayudan al cuerpo a combatir las células que contienen virus. Cuando las células T no están funcionando bien, los linfocitos B infectados (un tipo de glóbulo blanco) con el EBV pueden crecer y multiplicarse. La mayoría de las personas se infectan con el EBV en algún momento durante su vida, pero la infección es controlada por un sistema inmunitario saludable. El tratamiento que se administra debilita el sistema inmunitario, lo cual permite que la infección con el EBV quede fuera de control, fomentando un PTLD.
Sin embargo, no es común que ocurra un trastorno proliferativo posterior al alotrasplante de células madre. El PTLD se desarrolla con más frecuencia en un plazo de 1 a 6 meses después del alotrasplante de células madre, tiempo en el que el sistema inmunitario aún sigue muy débil.
El PTLD representa un peligro para la vida del paciente. Este puede manifestarse como inflamación de los ganglios linfáticos, fiebre y escalofríos. No existe un tratamiento convencional, pero a menudo se trata reduciendo los medicamentos inmunosupresores para dar oportunidad a que el sistema inmunitario del paciente contraataque. Otros tratamientos incluyen las infusiones de glóbulos blancos (linfocitos) para estimular la respuesta inmunitaria mediante el uso de medicamentos como el rituximab para combatir las células B y el uso de antivirales para atacar al EBV.
Aunque el PTLD a menudo no se presenta después del trasplante, es muy probable que ocurra con donantes menos compatibles y cuando se necesita que haya una marcada supresión del sistema inmunitario. Se están llevando a cabo estudios para identificar los factores de riesgo para el trastorno linfoproliferativo postrasplante, así como para determinar las formas de detectarlo en los pacientes con trasplantes que tengan este riesgo.
La mayoría de la gente que se somete a trasplantes de células madre se vuelve infértil (no pueden tener hijos). La causa de esto no es por las células trasplantadas en sí, sino por las altas dosis de quimioterapia o radioterapia empleadas. Estos tratamientos afectan tanto las células normales como las anormales, por lo que a menudo causan daño a los órganos reproductores.
Si es importante para usted tener hijos, o si piensa que podría serlo en un futuro, hable con su médico antes de que inicie el tratamiento sobre las formas de preservar su fertilidad. Su médico le podrá indicar si existe la probabilidad de que su tratamiento específico pueda causar infertilidad.
Después de la quimioterapia o la radiación, algunas mujeres pueden notar que sus periodos menstruales se vuelven irregulares o cesan. Esto no siempre significa que no pueden quedar embarazadas, por lo que se recomienda que usen algún método anticonceptivo antes y después del trasplante. Los medicamentos que se usan en los trasplantes pueden dañar a un feto en desarrollo.
Los medicamentos usados durante el trasplante pueden también causar daños al esperma, por lo que los hombres deberán usar anticonceptivos para evitar iniciar un embarazo durante y después de cierto tiempo tras un proceso de trasplante. Puede que los trasplantes causen infertilidad temporal o permanente también en los hombres. La fertilidad regresa en algunos de los hombres, pero el tiempo en que esto ocurre no es predecible. Los hombres pueden considerar almacenar su esperma antes del trasplante.
Para obtener más información sobre tener hijos después de recibir tratamiento para el cáncer o problemas sexuales relacionados con el tratamiento del cáncer, consulte Efectos secundarios relacionados con la fertilidad y la sexualidad.
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Actualización más reciente: marzo 20, 2020
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