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Riesgo y prevención

VIH y Cáncer

El VIH no parece ser una causa directa del cáncer, pero con el tiempo puede generar un debilitamiento en el sistema inmunológico, exponiendo a las personas que viven con el VIH a un mayor riesgo de desarrollar diversos tipos de cáncer. Además, las personas que viven con el VIH que son diagnosticadas con cáncer son más propensas a morir por cáncer que aquellas sin la infección con el VIH.

Hay un número de factores que pueden contribuir a incrementar el riesgo.

  • El VIH puede resultar en una inflamación y daño del sistema inmunológico.
  • Las personas que viven con el VIH son más propensas a contraer otros virus que fomenta el cáncer, tal como el virus del papiloma humano (VPH) y otros virus incluyendo he virus humano de herpes 8 (también referido como el herpevirus asociado al sarcoma de Kaposi) el virus de la hepatitis B o C o el virus de Epstein Barr.
  • Se ha visto que las personas infectadas con el VIH son más propensas a ser consumidoras de tabaco y de mayores cantidades de bebidas con alcohol, así como de otras sustancias nocivas.

Las personas que viven con el VIH están viviendo por más años gracias a la eficacia de la terapia antirretroviral o TAR (ART, por sus siglas en inglés) y también presentan los tipos de cáncer que suelen ser comunes solo entre los adultos mayores. Sin embargo, las personas que viven con el VIH a menudo son diagnosticadas en una de las etapas posteriores del cáncer, lo cual puede complicar el tratamiento. Es especialmente importante que las personas que viven con el VIH sigan las guías de pruebas para la detección del cáncer para procurar la detección temprana del cáncer.

Cánceres relacionados al síndrome de inmunodeficiencia humana (SIDA)

Las personas que viven con el VIH son mucho más propensas a desarrollar ciertos tipos de cáncer que las personas no infectadas con el virus. El VIH puede dañar al sistema inmunológico, haciendo que se más propicio el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, los cuales son referidos como cánceres oportunistas. Por lo tanto, se consideran como cánceres definidos por sida. Una persona con VIH que desarrolla alguno de estos tipos de cáncer que ocurren con tanta frecuencia entre personas diagnosticadas con sida constituye una señal de que dicha puede que ha desarrollado sida.

El sarcoma de Kaposi, el linfoma de no Hodgkin y el cáncer de cuello uterino o cervical están incluidos entre los cánceres definidos por sida.

Sarcoma de Kaposi

El sarcoma de Kaposi (SdK) se origina en las células que recubren las vasos linfáticos y sanguíneos. En los Estados Unidos, el tipo de SdK más común es el que está relacionado con la infección tanto con el herpevirus humano-8, como con el VIH.

El herpevirus-8, también conocido como el herpevirus asociado al sarcoma de Kaposi no parece que causa cáncer en la mayoría de la gente en buen estado de salud. Sin embargo, entre las personas que viven con el VIH que también están infectadas con el herpevirus humano-8 son mucho más propensas a desarrollar SdK.

En la mayoría de los casos, el sarcoma de Kaposi produce manchas (lesiones) de matiz morado o marrón en la piel o en la boca. Puede que estas lesiones se manifiesten de forma plana o en relieve sobre la piel. Puede que el Sarcoma de Kaposi también afecte los ganglios linfáticos y otros órganos, como el tracto digestivo, los pulmones, el hígado y el bazo. En algunos casos, el SdK puede generar serios problemas o incluso puede que atente contra la vida.

Para quienes tiene SdK asociado al sida, el tomar terapia antirretroviral (TAR) permite que el sistema inmunológico se desempeñe mejor y logre reducir el tamaño de las lesiones generadas por el SdK. Para algunas personas, la TAR pude que sea el único tratamiento necesario. Para las personas con un estado avanzado de la enfermedad o cuya enfermedad no responde a al TAR, puede que se empleen otros tratamientos contra el SdK, tal como con la quimioterapia o la radioterapia.

Linfoma no Hodgkin

El linfoma de no Hodgkin (LdNH) es un tipo de cáncer que afecta a los glóbulos blancos referidos como linfocitos, los cuales forma parte del sistema inmunológico.

Hay muchos tipos diferentes de linfoma no Hodgkin, pero algunos de ellos son más comunes entre las personas que viven con el VIH. Entre ellos está el linfoma de células B grandes el linfoma de Burkitt y el linfoma del sistema nervioso central. Las personas que viven con el VIH son más propensas a desarrollar ciertos tipos de linfoma que están viculados a los viruses, especialmente al virus de Epstein-Barr.

Las personas que viven con el VIH están a un mayor riesgo de desarrollar cáncer cerebral o en la médula espinal (sistema nervioso central). Las personas con linfoma en su sistema nervioso central pueden presentar dolores de cabeza, confusión, problemas con la visión debilidad o cambios en cómo sienten el rostro, los brazos y las piernas, y en alguos casos pueden tener convulsiones. El tratamiento del linfoma no Hodgkin asociado al sida dependerá del tio y etapa de esta enfermedad, pero por lo genral involucra quimioterapia. El tratamiento por lo general es el mismo que se usa en pesona con linfoma de no Hodgkin que no tienen VIH.

Cáncer de cuello uterino

El cáncer de cuello uterino es un cáncer en la región cervical, la parte inferior del útero (matriz). Casi todos los casos de cáncer de cuello uterino se originan por la infección con el virus de papiloma humano (VPH).

Las personas con cuello uterino que tienen la infección con VIH y VPH están a un mayor riesgo de desarrollar cambios precacerosos en su cuello uterino que las personas sin estas infecciones. Los cambios precancerosos en el cuello uterino en las personas que viven con el VIH son más propensas a que desarrollen los tipos más invasivo o agresivos del cáncer de forma más rápida.

Es importante hablar con el proveedor de atención médica sobre las pruebas de detección del cáncer de cuello uterino. Hacer las pruebas de detección tanto de cambios precancerosos como de cáncer de cuello uterino es lo indicado a partir de los 25 años entre las personas con cuello uterino que no sean portadoras de VIH, y quienes lo sean deberán comenzar estas pruebas cuanto antes. Dependiendo de los resultados de las pruebas de detección, puede que se requiera hacer más pruebas. Las personas que viven con el VIH requieren de pruebas de detección con mayor frecuencia que aquellas personas sin el virus.

Si se detectan cambios precancerosos, deberán tratarse para ayudar a evitar que se conviertan en cáncer. Esto se hace al extirpar o eliminar las capas exteriores del cuello uterino.

Es importante habar con el proveedor de atención médica sobre las vacunas contra el VPH que ayudan a preenir el contagio con el virus y algunos cánceres asociados al mismo.

Tipos de cáncer que no indican sida

Hay algunos otros tipos de cáncere que son más propensos a desarrollarse entre las personas que viven con el VIH. Estos incluyen:

Algunos de estos tipos de cáncer se han asociado a distintos virus. Estos virus pueden causar cánce en personas con o sin VIH, pero el riesgo podría ser mayor entre las personas que viven con el VIH debido a que sus sistemas inmunitarios estén más debilitados. Por ejemplo, el cáncer anal, así como algunos casos de cáncer de boca y de garganta están asociados a la infección con el VPH, el mismo virus causante del cáncer de cuello uterino. Se sabe que el cáncer de hígado es más común entre personas infectadas con los virus de la hepatitis B o C. El linfoma de Hodgkin a menudo está asociado al virus de Epstein-Barr.

Un mayor el riesgo para algunos cánceres entre las personas que viven con el VIH puede que se deba a otras factores de riesgo, como el tabaquismo. El cáncer de pulmón es uno de los tipos de cáncer más común entre las personas que viven con el VIH. El riesgo elevado de cáncer de pulmón entre las personas que viven con el VIH no se sabe bien cómo se manifiesta en relación al tabaquismo.

Claro está que a medida que las personas con VIH están viviendo más tiempo en la actualidad, también están desarrollando otros tipos de cáncer que no están claramente asociados con el VIH, pero que son más comunes en personas de edad avanzada, tales como el cáncer de seno, cáncer colorrectal y cáncer de próstata.

¿Qué pueden hacer las personas que viven con el VIH para reducir con antelación su riesgo de cáncer?

Cómo reducir el riesgo de cáncer

  • Terapia antirretroviral (TAR): una de las principales maneras que las personas que viven con el VIH tienen para reducir su riesgo de desarrollar cáncer es mantenerse en tratamiento con la TAR para tener al VIH bajo control. Con ello se puede disminuir en gran medida el riesgo de desarrollar SIDA y por consecuencia, el de desarrollar cáncer.
  • Vacunas: es importante para las personas que viven con el VIH que acudan a vacunarse contra los virus que pueden fomentar el cáncer. Estas vacunas son necesarias en personas que viven con el VIH que no estén inmunizadas y que tras una prueba se va que no tengan la infección con el virus tanto del papiloma humano como el de la hepatitis B.

Además, las personas que viven con el VIH que deberán seguir las medidas de buena salud recomendadas para el resto de las personas que buscan disminuir su riesgo de desarrollar cáncer. Entre estas medidas se incluye:

Detección temprana del cáncer

Estas pruebas son usadas para detectar el cáncer antes de que la persona presente síntomas. Someterse a las pruebas de detección para ciertos tipos de cáncer de manera habitual aumenta las probabilidades de detectar el cáncer en sus etapas iniciales antes de que tengan la oportunidad de propagarse. Las mismas pruebas para la detección del cáncer se recomiendan para las personas que viven con el VIH como para las que no tienen el virus. La Sociedad Americana Contra El Cáncer, entre otras organizaciones, cuentan con guías para hacer las pruebas de detección para el cáncer mamario, cervical, colorrectal, pulmonar y prostático.

Para el sarcoma de Kaposi y el linfoma no Hodgkin no hay guías para la detección temprana en la actualidad. No obstante, acudir a las revisiones médicas de rutina puede ser útil en detectar signos y síntomas para estos tipos de cáncer entre personas que viven con el VIH.

Para las personas con cuello uterino, el cáncer cervical a menudo puede ser detectado en sus etapas iniciales o incluso prevenirse mediante las pruebas rutinarias para la detección del cáncer. Esto es especialmente importante para las personas que viven con VIH que tras hacer una prueba de VPH hayan dado positivo. Los expertos recomiendan que las personas con cuello uterino que viven con el VIH se hagan las pruebas para la detección temprana del cáncer de cuello uterino (cáncer cervical) tan pronto sea posible tras su diagnóstico. Dependiendo de los resultados de las pruebas de detección, puede que se requiera hacer más pruebas. Qué tan seguido deberán estas pruebas hacerse dependerá de los resultados de la primera vez que se hagan, y puede que sean con mayor frecuencia si la persona vive con el VIH.

Actualmente hay otras pruebas especiales bajo estudio para la detección del cáncer en personas con el VIH. Por ejemplo, debido a que las personas que viven con el VIH también están a un mayor riesgo de desarrollar cáncer anal, por lo que algunos expertos recomiendan someterse a una prueba de detección muy similar a la usada para el cáncer de cuello uterino, pero en la que las muestras son recolectadas de las células que conforman el recubrimiento del ano.

Desafortunadamente, el VIH y el SIDA aún conllevan un estigma que podría resultar en una demora para hacer dichas pruebas entre las personas que viven con el VIH en busca de atención médica. Sin embargo, demorar las pruebas de detección o postergar la revisión médica de ciertos signos o síntomas puede resultar un diagnóstico de la enfermedad en una etapa posterior que podría implicar un cáncer más difícil de tratar.

Tratamiento contra el cáncer para personas que viven con el VIH o el SIDA

Las personas que viven con el VIH que desarrollan cáncer deberán recibir el tratamiento correspondiente tal como es el caso para persona sin el virus. El tratamiento contra el cáncer en sí estará planeado en función del tipo y etapa (extensión) del cáncer. Es muy importante que las personas que viven con el VIH continúen su TAR mientras se encuentren recibiendo sus tratamientos contra el cáncer. La TAR permite que muchas personas con cáncer puedan recibir dosis completas de quimioterapia, así como otros tratamientos convencionales contra el cáncer. Las personas que viven con el VIH puede que requieran de medicamentos adicionales para reforzarlas durante el tratamiento del cáncer. Puede que esto incluya medicina que estimule la respuesta del sistema inmunitario en su función de prevenir y combatir infecciones. Esto permite que las personas que viven con el VIH consigan mejores resultados y un mejor pronóstico de supervivencia.

El tratamiento, tanto para el VIH como para el cáncer, puede ser complejo, por lo que es muy importante que los oncólogos y los especialistas de VIH colaboren entre sí. Puede que se requieran cambios en la forma de administrar los tratamientos y la TAR para disminuir las reacciones que se puedan dar entre ambas terapias. Es importante que las personas que viven con el VIH encuentren un equipo de profesionales de la salud que entiendan cómo el VIH puede afectar la atención contra el cáncer y cuyos especialistas puedan trabajar entre sí.

Incluso con los tratamientos convencionales contra el cáncer, las personas que viven con el VIH puede que aún sigan siendo más propensas a no sobrevivir a ciertos tipos de cáncer como el de colon y recto, de pulmón, de piel tipo melanoma y de seno. No se tiene certeza del motivo por el que las personas que viven con el VIH sean más propensas a no sobrevivir a estos tipos de cáncer que aquellas personas sin el VIH.

Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society

Nuestro equipo está compuesto de médicos y enfermeras con postgrados y amplios conocimientos sobre el cáncer, al igual que de periodistas, editores y traductores con amplia experiencia en contenidos médicos.

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Actualización más reciente: marzo 28, 2022

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