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Tumores de encéfalo y de médula espinal en adultos
Los tumores encefálicos y de la médula espinal son masas de células anormales que han crecido sin control en el encéfalo o la médula espinal.
En la mayoría de las otras partes del cuerpo, es muy importante distinguir entre los tumores benignos (no cancerosos) y los tumores malignos (cancerosos). Los tumores benignos no crecen invadiendo los tejidos adyacentes ni se propagan a áreas distantes, por lo que los tumores benignos en otras partes del cuerpo casi nunca constituyen una amenaza para la vida. Una de las razones principales por la que los tumores malignos son tan peligrosos consiste en que éstos pueden propagarse por todo el cuerpo.
Los tumores de encéfalo rara vez se propagan a otras partes del cuerpo, pero la mayoría de éstos se pueden propagar a través del tejido encefálico. Incluso los llamados tumores benignos del encéfalo pueden, a medida que crecen, presionar y destruir el tejido encefálico normal, lo que puede conducir a daños graves o a veces incluso daño potencialmente mortal. Por esta razón, los médicos generalmente hablan de tumores encefálicos en vez de cánceres del encéfalo. Las características de estos tumores que pueden ser más preocupantes son:
Sin embargo, tanto los tumores encefálicos y de médula espinal benignos como los malignos pueden poner en peligro la vida.
Los tumores encefálicos y de la médula espinal suelen ser diferentes en los adultos y los niños. A menudo se forman en diferentes áreas, se originan de tipos de células diferentes, y pueden tener pronósticos y tratamientos diferentes.
Se provee información sobre estos tipos de tumores en niños en Tumores del encéfalo y de la médula espinal en niños.
Para poder entender los tumores encefálicos y de la médula espinal resulta útil conocer la estructura normal y el funcionamiento del sistema nervioso central, el cual es el término médico para el encéfalo y la médula espinal.
El encéfalo es el centro del pensamiento, las emociones, la memoria, el habla, la visión, la audición, el movimiento, la respiración y mucho más. La médula espinal y ciertos nervios especiales de la cabeza, llamados pares craneales, ayudan a llevar mensajes entre el encéfalo y el resto del cuerpo. Estos mensajes indican a nuestros músculos cómo deben moverse, transmiten la información recopilada por nuestros sentidos y ayudan a coordinar las funciones de nuestros órganos internos.
El encéfalo está protegido por el cráneo. Igualmente, la médula espinal está protegida por los huesos de la columna vertebral.
El encéfalo y la médula espinal están rodeados y amortiguados por un líquido especial, llamado líquido cefalorraquídeo (CSF). El líquido cefalorraquídeo es producido por el plexo coroideo, que se encuentra en los espacios dentro del encéfalo llamados ventrículos. Los ventrículos y los espacios que rodean el encéfalo y la médula espinal están llenos de líquido cefalorraquídeo.
Las áreas principales del encéfalo incluyen el cerebro, el cerebelo y el tronco encefálico. Cada parte tiene una función especial.
Cerebro: el cerebro es la parte grande y externa del encéfalo. Se divide en hemisferios izquierdo y derecho (mitades) y controla el razonamiento, el pensamiento, la emoción y el lenguaje. Además, es responsable de planear los movimientos (voluntarios) musculares (lanzar una bola, caminar, masticar, etc.) y de recibir e interpretar información sensorial, por ejemplo, la visión, la audición, el tacto y las sensaciones de dolor.
Cerebelo: el cerebelo se encuentra debajo del cerebro en la parte trasera del encéfalo, y ayuda a coordinar los movimientos.
Tronco encefálico: el tronco encefálico es la parte inferior del encéfalo que se conecta con la médula espinal. Éste contiene grupos de nervios muy largos que envían las señales que controlan los músculos, las sensaciones o los sentidos entre el cerebro y el resto del cuerpo. Ciertos centros especiales en el tronco encefálico también ayudan a controlar la respiración y los latidos del corazón. Además, la mayoría de los pares craneales (descrito próximamente) nacen en el tronco encefálico.
El tronco encefálico se divide en tres partes principales: mesencéfalo, protuberancia y bulbo raquídeo.
Debido a que el tronco encefálico es un área pequeña que es tan esencial para la vida, puede que no sea posible extirpar los tumores en esta área mediante cirugía.
Pares craneales: los pares craneales se extienden directamente hacia afuera desde la base del encéfalo (a diferencia de los nervios que salen de la médula espinal). Estos conducen señales directamente entre el encéfalo y el rostro, los ojos, los oídos, la lengua, la boca y algunas otras áreas.
Médula espinal: la médula espinal se compone de manojos de nervios muy largos que conducen las señales que controlan los músculos, las sensaciones o los sentidos, así como el control de los intestinos y la vejiga.
Glándula pituitaria e hipotálamo: la pituitaria es una glándula pequeña en la base del encéfalo. Está conectada a una parte del encéfalo llamada hipotálamo. Ambos producen hormonas que ayudan a regular la actividad de varias otras glándulas del cuerpo. Por ejemplo:
El crecimiento de tumores en la glándula pituitaria, el hipotálamo o sus alrededores, así como la cirugía o la radioterapia en esta área, puede afectar a estas funciones. Por ejemplo, los tumores que se originan en la glándula pituitaria a veces producen demasiada cantidad de cierta hormona, lo que puede causar problemas. Por otro lado, después del tratamiento, los niveles de una(s) hormona(s) pueden ser bajos y puede ser necesario que el paciente tome hormonas para compensar esto.
Glándula pineal: la glándula pineal no es realmente una parte del encéfalo. Es una glándula endocrina pequeña que está situada entre los hemisferios cerebrales. Esta glándula produce melatonina, una hormona que regula el sueño, en respuesta a cambios de iluminación. Los tumores más comunes de la glándula pineal son llamados pineoblastomas.
Barrera hematoencefálica: el revestimiento interno de los pequeños vasos sanguíneos (capilares) en el encéfalo y la médula espinal crea una barrera muy selectiva entre la sangre y los tejidos del sistema nervioso central. Normalmente, esta barrera ayuda a mantener el balance metabólico del encéfalo y evita que las toxinas nocivas entren al encéfalo. Lamentablemente, la barrera tampoco deja que pase la mayoría de los medicamentos de quimioterapia que se emplean para destruir las células cancerosas, lo que en algunos casos limita el uso de este tratamiento.
Plexo coroideo: el área del encéfalo dentro de los ventrículos que produce el CSF que nutre y protege al encéfalo.
El encéfalo y la médula espinal contienen muchas clases de tejidos y células, lo que puede resultar en diferentes tipos de tumores.
Neuronas (células nerviosas): estas son las células del cerebro que ayudan a determinar las funciones de los pensamientos, la memoria, las emociones, el habla, el movimiento muscular y las sensaciones, y casi todo lo demás que hace el encéfalo y la médula espinal.
A diferencia de muchos otros tipos de células que pueden crecer y dividirse para reparar los daños causados por lesiones o enfermedades, las neuronas en el encéfalo y la médula espinal en gran medida dejan de dividirse alrededor de un año después del nacimiento (con muy raras excepciones). Por lo general, las neuronas no forman tumores, pero a menudo son dañadas por tumores que se originan en la cercanía.
Células gliales: las células gliales son las células de soporte del encéfalo. La mayoría de los tumores de encéfalo y de la médula espinal se originan a partir de las células gliales. A estos tumores a veces se les conoce como gliomas.
Existen tres tipos principales de células gliales:
(Un cuarto tipo de célula, llamada microglia, son las células que combaten las infecciones del sistema nervioso central). Estas células son parte del sistema inmunitario y no son realmente células gliales).
Células neuroectodermales: son estadios primitivos de células del sistema nervioso que probablemente estén involucrados en el desarrollo de células encefálicas Se encuentran por todo el encéfalo, aunque no son vistas con frecuencia en el sistema nervioso central de los adultos. Los tumores más comunes que se originan de estas células se desarrollan en el cerebelo y se les llaman meduloblastomas.
Meninges: capas de tejido que recubren y protegen el encéfalo y la médula espinal. El líquido cefalorraquídeo (o CSF, por sus siglas en inglés) pasa a través de los espacios formados por las meninges. Los tumores más comunes que comienzan en estos tejidos son llamados meningiomas.
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Chang SM, Mehta MP, Vogelbaum MA, Taylor MD, Ahluwalia MS. Chapter 97: Neoplasms of the central nervous system. In: DeVita VT, Lawrence TS, Rosenberg SA, eds. DeVita, Hellman, and Rosenberg’s Cancer: Principles and Practice of Oncology. 10th ed. Philadelphia, Pa: Lippincott Williams & Wilkins; 2015.
Dorsey JF, Hollander AB, Alonso-Basanta M, et al. Chapter 66: Cancer of the central nervous system. In: Abeloff MD, Armitage JO, Niederhuber JE. Kastan MB, McKenna WG, eds. Abeloff’s Clinical Oncology. 5th ed. Philadelphia, Pa: Elsevier; 2014.
National Cancer Institute Physician Data Query (PDQ). Adult Central Nervous System Tumors Treatment. 2017. Accessed at www.cancer.gov/types/brain/hp/adult-brain-treatment-pdq on September 12, 2017.
Actualización más reciente: mayo 5, 2020
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