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El tratamiento del cáncer de recto se basa en gran medida en la etapa (extensión) del cáncer, aunque otros factores también pueden ser importantes.
Las personas con cánceres rectales que no se han extendido a sitios distantes se tratan generalmente con cirugía. Puede que la radioterapia y la quimioterapia también se suministren antes o después de la cirugía.
Los cánceres de recto en etapa 0 no han crecido fuera del revestimiento interno del recto. Por lo general, todo lo que se necesita hacer es la extracción y destrucción del tumor canceroso. Normalmente el tratamiento consistirá en realizar una cirugía, como la polipectomía (extirpación de pólipos), la escisión local o la resección transanal. En casos poco comunes, podría ser que la cirugía requiera ser más extensa.
Los cánceres de recto en etapa I han crecido en las capas más profundas de la pared del recto, pero no se han propagado al exterior del recto en sí.
Esta etapa incluye cánceres que fueron parte de un pólipo. Si el pólipo se extrae completamente durante una colonoscopia, sin cáncer en los bordes, puede que no sea necesario administrar otro tratamiento. Si el cáncer en el pólipo resultó se de grado alto (consulte el contenido sobre la estadificación (clasificación de la etapa) del cáncer colorrectal) , o si se detectó la presencia de células cancerosas en los bordes del pólipo, se podría determinar como adecuada la realización de más cirugía
. Es posible que también se recomiende más cirugía si el pólipo no pudo ser extirpado completamente o si tuvo que ser extraído en muchos fragmentos, dificultando ver si había células cancerosas en los bordes (márgenes).
Para otros cánceres en etapa I, la cirugía usualmente es el tratamiento principal. Algunos cánceres pequeños en etapa I se pueden extraer a través del ano sin necesidad de hacer un corte en el abdomen (región del estómago), y usando una resección transanal o una microcirugía endoscópica transanal. Para otros cánceres, se puede hacer una resección anterior baja (LAR), una proctectomía con anastomosis coloanal, o una resección abdominoperineal (APR), dependiendo del lugar exacto donde está localizado el cáncer en el recto
Por lo general, no es necesario tratamiento adicional después de estas operaciones a menos que el cirujano encuentre que el cáncer es más avanzado de lo que se pensaba antes de la cirugía. Si el cáncer es más avanzado, usualmente se administra una combinación de quimioterapia y radioterapia. El 5-FU y la capecitabina son los medicamentos de quimioterapia que se usan con más frecuencia.
Si el estado general de salud de un paciente no es lo suficientemente bueno como para poder proceder con una cirugía, puede que se proceda con quimioterapia y radioterapia suministradas de forma conjunta.
Muchos cánceres de recto en etapa II han crecido a través de la pared del recto y se podrían extender hacia los tejidos adyacentes, mas no se han propagado a los ganglios linfáticos.
La mayoría de las personas con cáncer rectal en etapa II se tratarán con quimioterapia, radioterapia, y cirugía, aunque el orden de estos tratamientos puede ser diferente para algunas personas. Por ejemplo, un enfoque común para estos cánceres se presenta a continuación:
Otra opción podría ser recibir primero quimioterapia por sí sola, seguida por quimioterapia más radioterapia, seguido esto después por cirugía.
Para pacientes cuyas circunstancias no las haga aptas para la quimiorradiación, se podría determinar que hacer algún tipo determinado de cirugía (como la operación LAR, la proctectomía con anastomosis coloanal o la operación APR) sea lo conforme la primera parte del plan de tatamiento. Puede que después de la cirugía se suministre quimioterapia y algunas veces radioterapia.
Los cánceres rectales en etapa III se han propagado a los ganglios linfáticos adyacentes, pero no a otras partes de su cuerpo.
La mayoría de las personas con cáncer rectal en etapa III se tratará con quimioterapia, radioterapia y cirugía, aunque puede que se realicen en distinto orden (cronología) en algunos pacientes.
Con más frecuencia, se administra la quimioterapia y la radioterapia en conjunto (procedimiento referido como quimiorradiación). Esto puede reducir el tamaño del cáncer, lo que a menudo facilita la extracción de los tumores de mayor tamaño. También reduce la probabilidad de que el cáncer regrese en la pelvis. Administrar radiación antes de la cirugía también tiende a causar menos problemas que cuando se administra después de la cirugía.
La quimiorradiación es seguida por cirugía para extraer el cáncer rectal y los ganglios linfáticos adyacentes, por lo general mediante una resección anterior baja (LAR), una proctectomía con anastomosis coloanal, o una resección abdominoperineal (APR), dependiendo de la ubicación del cáncer en el recto. Si el cáncer ha alcanzado los órganos cercanos, puede que se necesite una operación más extensa, conocida como exenteración pélvica.
Después de la cirugía, se administra quimioterapia, usualmente por aproximadamente 6 meses. Los regímenes más comunes incluyen FOLFOX (oxaliplatino, 5-FU, y leucovorín), 5-FU y leucovorín, CAPEOX (capecitabina y oxaliplatino), o capecitabina sola. Su médico recomendará el tratamiento que resulte más adecuado para sus necesidades de salud.
Otra opción podría ser recibir primero quimioterapia por sí sola, seguida por quimioterapia más radioterapia, seguido esto después por cirugía.
Para las personas que no pueden recibir quimioterapia más radiación por algún motivo, el primer tratamiento puede ser cirugía (una LAR, proctectomía con anastomosis coloanal), o APR. Puede que después de esto se suministre quimio y algunas veces con radioterapia.
Los cánceres de recto en etapa IV se han propagado a órganos y tejidos distantes, como por ejemplo el hígado o los pulmones. Las opciones de tratamiento para los casos en etapa IV depende hasta cierta medida de qué tanto se ha propagado el cáncer.
Si existe una probabilidad de que todo el cáncer pueda ser extirpado (por ejemplo, sólo hay algunos tumores en el hígado o los pulmones), las opciones de tratamiento más comunes incluyen:
Estos enfoques puede que ayuden al paciente a vivir por más tiempo. La cirugía para extraer el cáncer rectal sería normalmente una resección anterior baja, una proctectomía con anastomosis coloanal o una resección abdominoperineal, dependiendo de donde esté localizado.
Si el único lugar de propagación del cáncer es el hígado, podría recibir tratamiento con quimioterapia administrada directamente en la arteria que llega al hígado (infusión en la arteria hepática). Esto puede que encoja los tumores cancerosos del hígado más eficazmente que la quimioterapia administrada por vía intravenosa (IV) u oral.
Si el cáncer se ha propagado más ampliamente y no se puede extraer por completo mediante cirugía, las opciones de tratamiento dependen de si el cáncer está causando un bloqueo del intestino. Si esto ocurre, podría ser necesario realizar inmediatamente una cirugía. Si ese no es el caso, es probable que el cáncer sea tratado con quimioterapia y/o medicamentos de terapia dirigida (sin cirugía). Algunas de las opciones incluyen:
Los medicamentos, ya sea en combinación o por sí solos, que se elijan para emplearse en los tratamientos depende de varios factores, incluyendo cualquier tratamiento previo y el estado general de salud del paciente, incluyendo cuán apto se encuentre su cuerpo para poder tolerar el tratamiento específico que se esté considerando.
Si la quimioterapia suministrada genera un encogimiento del tumor, en algunos casos puede que esta reducción resulte suficiente como para considerar la extracción del cáncer en su totalidad mediante cirugía. Luego se puede volver a administrar quimioterapia.
Si no se reduce el tamaño del cáncer, se puede intentar una combinación de diferentes medicamentos.
Para las personas cuyas células cancerosas presenten cambios en ciertos genes o proteínas, los medicamentos de terapia dirigida podrían ser ser una opción.
Para las personas cuyas células cancerosas presenten niveles elevados de inestabilidad de microsatélites (MSI) o cambios en uno de los genes MMR, una opción después de la quimioterapia inicial podría ser el tratamiento con un medicamento de inmunoterapia como pembrolizumab (Keytruda) o nivolumab (Opdivo).
Para los casos en los que no sea haya conseguido un encongimiento del tumor mediante la quimioterapia, al igual que para los casos de propagación amplia y que por consecuencia generen malestar o algunos síntomas, este tratamiento entonces tendrá el objetivo de aliviar estos síntomas, incluyendo los casos de bloqueo intestinal (impacto rectal) y hemorragia (sangrado) en los intestinos. Puede que con los tratamientos se incluya una o más de las siguientes cosas:
Si no es posible extraer los tumores cancerosos mediante cirugía por ser de mayor tamaño o más numerosos en cantidad, puede que se pueda eliminar estos tumores (ya sea total o parcialmente) mediante la ablación o embolización.
Un cáncer recurrente significa que el cáncer ha vuelto a aparecer después del tratamiento. Puede que surga cáncer recurrente (la recurrencia del cáncer se refiere a un regreso de la enfermedad en el paciente) cerca del lugar de origen del tumor inicial (recurrencia local), o bien, puede que la recurrencia surja en otras partes distantes en el cuerpo, como en los pulmones o en el hígado. Si el cáncer regresa, esto usualmente ocurre dentro de los primeros 2 a 3 años después de la cirugía, aunque también puede regresar mucho tiempo después.
Si el cáncer regresa en la pelvis (localmente), se trata con cirugía para extraer el cáncer, si es posible. Con frecuencia, esta operación es más extensa que la cirugía inicial. En algunos casos, la radioterapia puede que se suministre al mismo tiempo en que se realiza la cirugía (radioterapia intraoperatoria), mientras que en otros puede que se suministre después. También la quimio se puede administrar después de la cirugía. Podría ser que también se aplique radiación en caso de que no se haya empleado antes.
Si el cáncer regresa en una parte distante del cuerpo, el tratamiento dependerá de si el cáncer se puede remover mediante cirugía.
Si el cáncer se puede remover, se hace una cirugía. Puede que se suministre quimioterapia antes de la cirugía (consulte el listado de posibles opciones de medicamentos al remitirse al tratamiento contra el cáncer rectal en etapa IV, cuya contenido podrá ubicar anteriormente a esta). También es posible que después de la operación se suministre quimioterapia. Cuando el cáncer se ha propagado al hígado, se puede administrar quimioterapia a la arteria hepática que llega al hígado.
Si el cáncer no se puede extraer mediante cirugía, se puede administrar quimioterapia y/o medicamentos de terapia dirigida. Para las personas con ciertos cambios genéticos en las células cancerosas, otra opción después podría ser el tratamiento con un medicamento de inmunoterapia. Los medicamentos que se usen durante el tratamiento se determinará en función de diversos facotres, entre los cuales se incluye el estado general de salud del paciente, así como los tratamientos que hayan sido previamente aplicados. Si no se reduce el tamaño del cáncer, se puede intentar una combinación de diferentes medicamentos.
Al igual que con el cáncer de recto en etapa IV, se puede hacer una cirugía, administrar radioterapia, o emplear otros métodos en algún momento para aliviar los síntomas y evitar problemas de largo plazo, como sangrado o bloqueo de los intestinos.
Estos cánceres a menudo pueden ser difíciles de tratar. Por lo tanto, tal vez sea buena idea preguntar a su doctor si hay algún estudio clínico adecuado para su situación que use tratamientos más recientes.
Para más información, ponemos a su disposición contenido adicional acerca de la recurrencia del cáncer.
Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society
Nuestro equipo está compuesto de médicos y enfermeras con postgrados y amplios conocimientos sobre el cáncer, al igual que de periodistas, editores y traductores con amplia experiencia en contenidos médicos.
Kelly SR and Nelson H. Chapter 75 – Cancer of the Rectum. En: Niederhuber JE, Armitage JO, Dorshow JH, Kastan MB, Tepper JE, eds. Abeloff’s Clinical Oncology. 6th ed. Philadelphia, pa: Elsevier: 2020.
Libutti SK, Willett CG, Saltz LB, and Levine RA. Ch 63 - Cancer of the Rectum. En: DeVita VT, Hellman S, Rosenberg SA, eds. DeVita, Hellman, and Rosenberg’s Cancer: Principles and Practice of Oncology. 11th ed. Philadelphia, pa: Lippincott Williams & Wilkins; 2011.
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National Comprehensive Cancer Network (NCCN). NCCN Clinical Practice Guidelines in Oncology: Rectal Cancer. V.1.2020. Accessed at https://www.nccn.org/professionals/physician_gls/pdf/rectal.pdf on Feb 10, 2020.
Actualización más reciente: junio 29, 2020
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