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Para preguntas médicas, le animamos a revisar su información con su médico.
Un factor de riesgo es todo aquello que aumenta la probabilidad de que usted padezca una enfermedad, como por ejemplo el cáncer. Los distintos tipos de cáncer tienen diferentes factores de riesgo. Algunos factores de riesgo, como el fumar o la exposición a la luz solar, se pueden controlar. Otros factores, como la edad o los antecedentes familiares, no se pueden cambiar.
Aunque ciertos factores pueden aumentar el riesgo de una mujer de padecer cáncer de endometrio, estos no siempre causan la enfermedad. Muchas mujeres con factores de riesgo nunca padecen cáncer de endometrio.
Algunas mujeres con cáncer de endometrio no presentan ningún factor de riesgo conocido. Incluso si una mujer con cáncer de endometrio presenta uno o más factores de riesgo, no hay forma de saber si alguno de ellos causó su cáncer.
Muchos factores que afectan el riesgo de padecer cáncer de endometrio son:
Algunos de ellos, como el embarazo, las píldoras anticonceptivas, y el uso de un dispositivo intrauterino están vinculados a un menor riesgo de cáncer de endometrio, mientras que muchos están vinculados a un mayor riesgo. Estos factores y cómo afectan el riesgo de padecer cáncer de endometrio se abordan detalladamente a continuación.
La obesidad es un factor de riesgo fuerte para el cáncer endometrial y está relacionados con los cambios hormonales, lo que se aborda con más detalles a continuación. Los ovarios de una mujer producen la mayor parte de su estrógeno antes de la menopausia pero el tejido adiposo puede convertir algunas otras hormonas (llamadas andrógenos) en estrógenos. Esto puede afectar los niveles de estrógeno, especialmente después de la menopausia. Tener más tejido adiposo puede aumentar los niveles estrogénicos de la mujer, lo que incrementa su riesgo de padecer cáncer de endometrio.
En comparación con las mujeres que mantienen un peso saludable, el cáncer de endometrio es dos veces más común en las mujeres con sobrepeso (índice de masa corporal [BMI] de 25 a 29.9), y más de tres veces más común en las mujeres obesas (BMI mayor de 30). Usted puede encontrar su BMI usando nuestra calculadora de índice de masa corporal (BMI) .
Aumentar de peso a medida que se envejece y los ciclos de pérdida-recuperación de peso (ganar o perder mucho peso muchas veces en el transcurso de su vida) también se han relacionado con un mayor riesgo de cáncer de endometrio después de la menopausia.
El balance hormonal de una mujer desempaña una parte en el desarrollo de la mayoría de los cánceres endometriales. Muchos de los factores de riesgo para el cáncer de endometrio afectan los niveles de estrógeno. Antes de que ocurra la menopausia, los ovarios son la fuente principal de los dos tipos principales de hormonas femeninas: el estrógeno y la progesterona.
El equilibrio entre estas hormonas varía cada mes durante el ciclo menstrual de toda mujer. Esto produce la menstruación mensual en la mujer, manteniendo al endometrio sano. Un cambio del equilibrio de estas hormonas hacia una producción relativamente mayor de estrógeno aumenta el riesgo de padecer cáncer de endometrio.
Después de la menopausia, los ovarios dejan de producir estas hormonas, pero una pequeña cantidad de estrógeno sigue produciéndose naturalmente en el tejido adiposo. El estrógeno del tejido adiposo tiene un mayor impacto después de la menopausia en comparación con el que tiene antes de la menopausia.
El tratamiento de los síntomas de la menopausia con hormonas se conoce como terapia hormonal en la menopausia (o a veces terapia de restitución hormonal). El estrógeno es la parte principal de este tratamiento. El tratamiento con estrógeno puede ayudar a reducir los sofocos repentinos de calor, mejorar la sequedad vaginal, y ayuda a prevenir la debilidad de los huesos (osteoporosis) que pueden ocurrir con la menopausia.
Sin embargo, usar sólo estrógeno (sin progesterona) puede conducir a cáncer endometrial en mujeres que aún tienen úteros. Para disminuir el riesgo, una progestina (progesterona o un medicamento parecido) se debe administrar junto con el estrógeno. A esto se le llama terapia de hormonas combinada.
Las mujeres que toman progesterona junto con el estrógeno para tratar los síntomas de la menopausia no tienen un mayor riesgo de cáncer de endometrio. Sin embargo, recibir esta combinación aumenta la probabilidad de una mujer de padecer cáncer de seno y también aumenta el riesgo de graves coágulos sanguíneos.
Si usted está tomando (o planea tomar) hormonas después de la menopausia, es importante que hable con su médico sobre los posibles riesgos (incluyendo cáncer, coágulos sanguíneos, ataques al corazón y accidentes cerebrovasculares).
Al igual que otros medicamentos, las hormonas se deben usar en la dosis más baja que se necesite y por el periodo de tiempo más corto posible para controlar los síntomas. Al igual que con cualquier otro medicamento que tome durante mucho tiempo, usted necesitará acudir a su médico con regularidad. Los expertos recomiendan exámenes pélvicos de seguimiento cada año. Si se presenta cualquier sangrado o secreción anormal de la vagina, deberá consultar inmediatamente a su doctor. (No espere hasta su próxima revisión médica).
Para obtener más información acerca de los riesgos de cáncer relacionados con el tratamiento hormonal después de la menopausia, consulte Terapia hormonal en la menopausia y el riesgo de cáncer.
El uso de píldoras anticonceptivas reduce el riesgo de padecer cáncer de endometrio. Este riesgo es más bajo en aquellas mujeres que toman la pastilla por mucho tiempo, y esta protección dura por lo menos durante 10 años después de que se suspenda la píldora. Sin embargo, resulta importante analizar todos los riesgos y beneficios cuando se selecciona un método anticonceptivo. El riesgo de padecer cáncer de endometrio es sólo un factor a considerar. Es una buena idea que hable con su doctor sobre las ventajas y las desventajas de los diferentes tipos de controles de natalidad.
El riesgo de cáncer de endometrio aumenta si la mujer tiene más ciclos menstruales durante su vida. Además, el riesgo aumenta si la mujer comienza los períodos menstruales antes de los 12 años y/o pasa por la menopausia más tarde en la vida. Comenzar los períodos temprano es un factor de riesgo menor para mujeres con menopausia temprana. De la misma manera, la menopausia tardía puede que no conlleve un riesgo mayor en mujeres cuyos períodos se dieron más tardíamente en su adolescencia.
El equilibrio hormonal se inclina hacia una mayor producción de progesterona durante el embarazo. Por lo tanto, tener muchos embarazos ayuda a proteger contra el cáncer de endometrio. La mujer que nunca ha estado embarazada tiene un mayor riesgo, especialmente si también era infértil (no poder quedar embarazada).
El tamoxifeno es un medicamento que se usa para ayudar a prevenir y tratar el cáncer de seno (mama). Este medicamento actúa como un antiestrógeno en el tejido del seno, aunque actúa como un estrógeno en el útero. En mujeres que han pasado por la menopausia, este medicamento puede causar que crezca el revestimiento uterino, lo que aumenta el riesgo de padecer cáncer de endometrio.
El riesgo de padecer cáncer de endometrio en mujeres que toman tamoxifeno es bajo (menos de 1% por año). Las mujeres que toman tamoxifeno tienen que balancear este riesgo contra los beneficios de este medicamento en el tratamiento y prevención del cáncer de seno. Este es un asunto que las mujeres deben discutir con sus doctores. Si usted está tomando tamoxifeno, debe someterse a exámenes anuales ginecológicos y debe asegurarse de informar cualquier sangrado anormal, ya que esto podría ser un signo de cáncer de endometrio.
Un cierto tipo de tumor ovárico, tumor de células granulosas, a menudo produce estrógeno. El estrógeno que produce uno de estos tumores no es controlado como las hormonas producidas por los ovarios, y algunas veces puede conducir a altos niveles de estrógeno. Este desequilibrio hormonal puede estimular el endometrio e incluso causar cáncer de endometrio. De hecho, algunas veces el sangrado vaginal debido al cáncer de endometrio es el primer síntoma de uno de estos tumores.
Las mujeres con una afección llamada síndrome del ovario poliquístico presentan niveles anormales de hormonas, como niveles de andrógenos (hormonas masculinas) y estrógenos más elevados y niveles de progesterona más bajos. El incremento de estrógeno relativo a la progesterona puede aumentar la probabilidad de una mujer de padecer cáncer de endometrio. El síndrome del ovario poliquístico es también una causa importante de infertilidad en las mujeres.
Las mujeres que usaron un dispositivo intrauterino para el control de la natalidad parecen tener un menor riesgo de padecer cáncer de endometrio. La información que existe sobre este efecto protector es limitada para dispositivos intrauterinos que no contienen hormonas. Los investigadores aún no han estudiado si los tipos más nuevos de dispositivos intrauterinos que liberan progesterona tienen algún efecto en el riesgo de padecer cáncer de endometrio. Sin embargo, estos dispositivos intrauterinos a veces se usan para tratar precánceres y cánceres endometriales en etapas iniciales en mujeres que desean quedar embarazadas en el futuro.
El riesgo de cáncer de endometrio aumenta a medida que la mujer envejece.
Una dieta alta en grasa puede aumentar el riesgo de padecer muchos tipos de cáncer, incluyendo cáncer de endometrio. Debido a que los alimentos grasos también son ricos en calorías, una alimentación elevada en grasas puede conducir a obesidad, que es bien conocida como un factor de riesgo para cáncer de endometrio. Muchos científicos consideran ésta la principal forma en que una dieta alta en grasa aumenta el riesgo de padecer cáncer de endometrio. Algunos científicos creen que los alimentos grasos también pueden tener un efecto directo sobre cómo el organismo utiliza el estrógeno, lo que aumenta el riesgo de padecer cáncer de endometrio.
La actividad física reduce el riesgo de cáncer de endometrio. Muchos estudios han demostrado que las mujeres que se ejercitan más tienen un menor riesgo de padecer cáncer de endometrio, mientras que en otros estudios sugieren que las mujeres que pasan más tiempo sentadas tienen un mayor riesgo. Para más información, usted puede leer Guías de la Sociedad Americana Contra El Cáncer sobre nutrición y actividad física para la prevención del cáncer.
El cáncer de endometrio puede ser aproximadamente dos veces más común en las mujeres que padecen diabetes tipo 2. Pero la diabetes es más común en las personas con sobrepeso y menos activas, los cuales también son factores de riesgo para el cáncer de endometrio. Esto dificulta encontrar un vínculo claro.
El cáncer de endometrio tiende a ser hereditario en algunas familias. Algunas de estas familias también presentan un mayor riesgo de padecer cáncer de colon. Este trastorno se llama cáncer de colon hereditario sin poliposis (HNPCC). Otro nombre para el HNPCC es síndrome de Lynch. En la mayoría de los casos, este trastorno es causado por un defecto en el gen de reparación de discordancias MLH1 o el gen MSH2. Sin embargo, al menos cinco otros genes pueden causar HNPCC: MLH3, MSH6, TGBR2, PMS1, y PMS2. Una copia anormal de cualquiera de estos genes reduce la capacidad del organismo para reparar el daño a su ADN o controlar el crecimiento celular. Esto causa un riesgo muy alto de cáncer de colon, así como un alto riesgo de padecer cáncer de endometrio. Las mujeres con este síndrome tienen un riesgo de hasta 70% de padecer cáncer de endometrio en algún momento. (El riesgo para las mujeres en general es de aproximadamente el 3%). También aumenta el riesgo de cáncer de ovario. Para información general sobre los síndromes de cáncer hereditarios, consulte Síndromes de cáncer familiar.
Algunas familias tienen una tasa más alta de únicamente cáncer de endometrio. Puede que estas familias tengan un trastorno genético diferente que aún no se ha descubierto.
Las mujeres que han tenido cáncer de seno o cáncer de ovario también podrían tener un mayor riesgo de padecer cáncer de endometrio. Algunos de los factores de riesgo dietéticos, hormonales y reproductivos, observados en el cáncer de seno y de ovario, también podrían aumentar el riesgo de padecer cáncer de endometrio.
La hiperplasia endometrial es una proliferación excesiva del endometrio. El tipo de hiperplasia más común, la hiperplasia leve o simple, tiene un riesgo muy pequeño de volverse cancerosa. Es posible que desaparezca por sí sola después del tratamiento con terapia hormonal. Si a la hiperplasia se le llama “atípica”, ésta tiene una probabilidad mayor de volverse un cáncer. La hiperplasia atípica simple se transforma en cáncer en aproximadamente 8% de los casos si no es tratada. La hiperplasia atípica compleja (CAH) tiene un riesgo de volverse cancerosa en hasta el 29% de los casos si no es tratada, y el riesgo de tener un cáncer de endometrio sin ser detectado es aún mayor. Por esta razón, generalmente se trata la hiperplasia atípica compleja. (El tratamiento se aborda en ¿Se puede prevenir el cáncer de endometrio?).
La radiación que se utiliza para tratar algunos casos de cáncer puede dañar el ADN de las células, aumentando a veces el riesgo de un segundo tipo de cáncer, tal como el cáncer de endometrio.
Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society
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Actualización más reciente: marzo 27, 2019
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