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Cáncer de colon o de recto

Ablación y embolización para el cáncer colorrectal

Cuando el cáncer colon o de recto se ha propagado originando algunos pequeños tumores en el hígado o los pulmones, estas metástasis a veces se pueden extraer con cirugía o eliminar mediante otras técnicas, como ablación o embolización.

Si todo el tumor canceroso principal en el colon o recto puede ser extraído con cirugía, las otras técnicas podrían emplearse para destruir las pequeñas partes propagadas con el cáncer.

La ablación y la embolización también pueden ser excelentes alternativas para las personas cuyos tumores metastásicos regresan después de la cirugía, cuyos cánceres no se pueden curar con la cirugía o que no pueden someterse a cirugía debido a otras razones. Esto podría ayudar a una persona a vivir más tiempo. También puede ser útil en tratar problemas ocasionados por el cáncer, como dolor.

En la mayoría de los casos, los pacientes no requieren de hospitalización para estos tratamientos.

Ablación

Las técnicas de ablación se usan para destruir tumores pequeños (menos de 4 cm de ancho) en lugar de extirparlos con cirugía. Existen muchos tipos diferentes de técnicas de ablación. También se pueden usar para tratar tumores en otros lugares.

Ablación por radiofrecuencia

La ablación por radiofrecuencia (RFA, por sus siglas en inglés) es uno de los métodos más comunes para tratar el cáncer que se ha propagado al hígado. Ondas de radio conformadas de rayos de alta energía se usan para destruir a las células cancerosas. Mediante una tomografía por computadora o una ecografía el médico coloca una sonda delgada parecida a una aguja a través de la piel y hacia el tumor. Luego se emite una corriente eléctrica hacia el extremo de la sonda, lo que libera ondas radiales de alta frecuencia que calientan el tumor destruyendo las células cancerosas.

Ablación por microondas

Esta técnica de ablación se usa para tratar el cáncer que se ha propagado al hígado. Los estudios por imágenes se usan para guiar la sonda con forma de aguja hacia el tumor. Microondas electromagnéticas se emiten a través de la sonda para generar altas temperaturas para combatir el cáncer con rapidez. Este tratamiento se ha usado contra tumores cancerosos de mayor tamaño (de hasta 6 cm de amplitud).

Ablación con etanol (alcohol)

En este técnica, también conocida como inyección percutánea de etanol, se inyecta alcohol concentrado directamente en el tumor para daño las células cancerosas. Esto usualmente se hace a través de la piel usando una aguja que es guiada por ecografía o tomografías computarizadas (CT). En ocasiones a veces pueden necesitarse múltiples tratamientos de ablación con alcohol.

Criocirugía (crioterapia o crioablación)

La criocirugía destruye el tumor mediante congelación con una sonda de metal. La sonda es guiada por la piel hasta alcanzar el tumor usando una ecografía. Luego se induce gas muy frío a través del extremo de la sonda para congelar el tumor, lo que destruye las células cancerosas. Este método puede tratar tumores más grandes que las otras técnicas de ablación, pero a veces requiere de anestesia general (uso de medicamentos para que el paciente esté profundamente dormido durante el procedimiento). El tratamiento puede repetirse tantas veces como se requiera para eliminar todas las células cancerosas.

Efectos secundarios de la terapia de ablación

Los posibles efectos secundarios después de la terapia de ablación incluyen:

  • Dolor abdominal
  • Infección en el hígado
  • Fiebre
  • Sangrado en la cavidad torácica o en el abdomen
  • Pruebas hepáticas con resultados anormales.

Las complicaciones graves son poco comunes, pero es posible que ocurran.

Embolización

La embolización se usa para tratar masas en el hígado. La embolización procedimiento, una sustancia se inyectan directamente en una arteria en el hígado para bloquear o reducir el flujo de sangre al tumor.

El hígado es especial porque tiene dos fuentes sanguíneas. La mayoría de las células del hígado obtienen sangre de las ramificaciones de la vena porta, pero las células cancerosas en el hígado por lo general obtienen el suministro sanguíneo de ramificaciones de la arteria hepática. Al bloquear la parte de la arteria hepática que alimenta el tumor, se ayuda a eliminar las células cancerosas, pero deja la mayoría de las células sanas del hígado sin afectar debido a que estas obtienen el suministro de sangre de la vena portal.

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La embolización se puede usar para tratar tumores de más de 5 cm (aproximadamente 2 pulgadas) de ancho que a menudo son demasiado grandes para ser tratados con ablación. También puede emplearse junto con la ablación. La embolización reduce en algo el suministro de sangre al tejido normal del hígado. Por lo tanto, puede que esta no sea una buena opción para pacientes con daño hepático debido a enfermedades como hepatitis o cirrosis.

Existen tres tipos principales de procedimientos de embolización usados para tratar el cáncer de colon o de recto que se ha propagado (que ha hecho metástasis) hacia el hígado:

  • La embolización de la arteria también es referida como embolización transarterial (o TAE). En este procedimiento, se coloca un catéter (un tubo flexible y delgado) en una arteria a través de un pequeño corte en la parte interna del muslo y se guía hasta la arteria hepática en el hígado. Por lo general, se inyecta un tinte en la sangre en ese momento para permitir al médico y control el paso del catéter mediante imágenes radiográficas. Una vez que se coloca el catéter, se inyectan pequeñas partículas en la arteria para taparla, bloqueando el oxígeno y los nutrientes importantes del cáncer.
  • Este tratamiento, también llamado quimioembolización o quimioembolización transarterial (o TACE) combina la embolización arterial con la quimioterapia. Este procedimiento consiste de administrar quimioterapia a través de un catéter que se coloca directamente en la arteria que alimenta al tumor, tapando enseguida la arteria para que la quimioterapia quede confinada cerca del tumor. Puede que se administren múltiples tratamientos en el transcurso de 4 a 6 semanas.
  • La radioembolización combina la embolización con la radioterapia. esto se realiza al inyectar esferas radiactivas (microesferas) cubiertas de itrio-90 radiactivo (Y-90) que se suministra en la arteria hepática. Las esferas se alojan en los vasos sanguíneos cercanos al tumor donde emiten pequeñas cantidades de radiación en el lugar donde está el tumor por varios días. La radiación se desplaza a una distancia muy corta de modo que sus efectos son limitados principalmente al tumor.

Posibles efectos secundarios de la embolización

Los posibles efectos secundarios después de la embolización incluyen:

  • Dolor abdominal
  • Fiebre
  • Náuseas
  • Infección en el hígado
  • Inflamación de la vesícula biliar
  • Coágulos de sangre en los principales vasos sanguíneos del hígado
  • Pruebas hepáticas con resultados anormales.

Debido a que se puede afectar el tejido hepático sano, existe un riesgo de que la función del hígado empeore después de la embolización. Este riesgo es mayor si se hace la embolización a una rama grande de la arteria hepática. Las complicaciones graves son poco comunes, pero es posible que ocurran.

Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society

Nuestro equipo está compuesto de médicos y enfermeras con postgrados y amplios conocimientos sobre el cáncer, al igual que de periodistas, editores y traductores con amplia experiencia en contenidos médicos.

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Actualización más reciente: junio 29, 2020

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