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Un factor de riesgo es todo aquello que está vinculado a su probabilidad de padecer una enfermedad, como el cáncer. Cada tipo de cáncer tiene diferentes factores de riesgo. Algunos factores de riesgo, como el fumar, pueden cambiarse. Otros factores, como la edad o los antecedentes familiares, no se pueden cambiar.
Los científicos han descubierto varios factores que pueden afectar el riesgo de cáncer de esófago. Algunos factores tienen más probabilidad de aumentar el riesgo de adenocarcinoma del esófago y otros el riesgo de carcinoma de células escamosas del esófago.
No obstante, si se tiene uno, o hasta muchos factores de riesgo, no necesariamente significa que se padecerá cáncer de esófago. Además, puede que algunas personas que llegan a padecer la enfermedad no tengan ningún factor de riesgo conocido.
La probabilidad de padecer cáncer de esófago aumenta con la edad. Menos del 15% de los casos se encontraron en personas menores de 55 años.
Los hombres son más propensos a padecer cáncer de esófago que las mujeres.
El uso de productos del tabaco, incluyendo cigarrillos, cigarros, pipas y tabaco para mascar, es un factor de riesgo principal para el cáncer de esófago. Mientras más una persona use tabaco, y mientras lo use por más tiempo, mayor es el riesgo de cáncer.
Una persona que fuma diariamente una cajetilla de cigarrillos o más tiene al menos dos veces la probabilidad de padecer adenocarcinoma de esófago en comparación con una persona que no fuma, y el riesgo no desaparece si se deja el hábito. La asociación con el cáncer de esófago de células escamosas es aún mayor, pero este riesgo disminuye para las personas que dejan de fumar.
Por otro lado, el consumo de alcohol también aumenta el riesgo de cáncer de esófago. Mientras más alcohol se consuma, mayores son las probabilidades de padecer cáncer de esófago. El alcohol aumenta el riesgo de carcinoma de células escamosas más que el riesgo de adenocarcinoma.
La combinación del hábito de fumar con el consumo de alcohol aumenta el riesgo del tipo de cáncer de esófago de células escamosas mucho más que uno solo de éstos.
El estómago produce normalmente un ácido fuerte y enzimas que ayudan a digerir los alimentos. En algunas personas, el ácido puede pasar de la parte superior del estómago a la parte más inferior del esófago. El término médico para esta afección es enfermedad por reflujo gastroesofágico (GERD) o simplemente reflujo. En muchas personas, el reflujo causa síntomas tales como agruras (acidez) o dolor que parece provenir del centro del pecho. Sin embargo, en algunas personas, el reflujo no causa ningún síntoma.
Las personas con GERD tienen un riesgo ligeramente mayor de padecer adenocarcinoma del esófago. Este riesgo parece ser mayor en personas que tienen síntomas más frecuentes. No obstante, la GERD es muy común, y la mayoría de las personas que la padecen no desarrolla cáncer de esófago. El reflujo también puede causar esófago de Barrett (se aborda más adelante), lo que está asociado con un riesgo aún mayor.
Si el reflujo del ácido estomacal en la parte baja del esófago continúa durante mucho tiempo, puede dañar el revestimiento interno del esófago. Esto causa que las células escamosas que recubren normalmente el esófago sean reemplazadas con células glandulares. Estas células glandulares generalmente se parecen a las células que recubren el estómago y el intestino delgado, y son más resistentes al ácido del estómago. Esta afección es conocida como esófago de Barrett.
Entre más tiempo una persona tenga reflujo, mayores son las probabilidades de que padezca esófago de Barrett. La mayoría de las personas con esófago de Barrett han tenido síntomas de acidez (agruras), aunque muchas no presentan ningún síntoma. Las personas con esófago de Barrett tienen un riesgo mucho mayor de padecer adenocarcinoma de esófago que las personas sin esta afección. Aun así, la mayoría de las personas con esófago de Barrett no padecen cáncer de esófago.
Las células glandulares en el esófago de Barrett pueden convertirse en células más anormales con el transcurso del tiempo. Esto puede causar displasia, una afección precancerosa. A la displasia se le asigna un grado de acuerdo con qué tan anormales se ven las células en el microscopio. La displasia de bajo grado luce más como las células normales, mientras que la de alto grado es más anormal. La displasia de alto grado se asocia a mayor riesgo de cáncer.
Las personas que tienen sobrepeso u obesidad (sobrepeso en exceso) presentan una probabilidad mayor de padecer adenocarcinoma del esófago. Esto se debe en parte al hecho de que las personas con obesidad tienen una mayor probabilidad de padecer reflujo gastroesofágico.
Ciertas sustancias en la alimentación podrían aumentar el riesgo de cáncer de esófago. Por ejemplo, ha habido indicaciones, todavía sin comprobar bien, que el consumo de mucha carne procesada podría aumentar la probabilidad de padecer cáncer de esófago. Esto puede ayudar a explicar la alta tasa de este cáncer en ciertas partes del mundo.
Por otro lado, una alimentación con muchas frutas y verduras se ha relacionado con una reducción en el riesgo de cáncer de esófago. Las razones exactas para esto no están claras, pero las frutas y las verduras o vegetales proveen un número de vitaminas y minerales que pudieran ayudar a prevenir el cáncer.
Se cree que la ingestión frecuente de líquidos muy calientes (temperaturas de 149° F o 65° C, mucho más que un café común) podría aumentar el riesgo del tipo de cáncer de esófago de células escamosas. Esto podría ser el resultado del daño a largo plazo causado por los líquidos calientes a las células que revisten el esófago.
Las personas que realizan actividad física con regularidad podrían tener un menor riesgo de adenocarcinoma del esófago.
En esta afección, el músculo en el extremo inferior del esófago (esfínter esofágico inferior) no se relaja adecuadamente. Los alimentos y los líquidos que son tragados tienen dificultades para llegar al estómago y tienden a acumularse en la parte inferior del esófago, lo que hace que se dilate con el pasar del tiempo. Las células que revisten el esófago en esa área se pueden irritar al estar expuestas a alimentos por un periodo de tiempo más prolongado de lo normal.
Las personas con acalasia tienen un riesgo de cáncer de esófago muchas veces mayor a lo normal. En promedio, los cánceres se descubren alrededor de 15 a 20 años después que comienza esta afección.
Esta es una enfermedad hereditaria que se presenta rara vez y que causa un crecimiento adicional de la capa superior de la piel de las palmas de las manos y de las plantas de los pies. Las personas con esta afección también desarrollan pequeños crecimientos (papilomas) en el esófago y tienen un riesgo muy alto de padecer cáncer de esófago de células escamosas.
Las personas con tilosis necesitan ser examinadas minuciosamente para tratar de descubrir temprano el cáncer de esófago. A menudo, esto requiere la supervisión regular con una endoscopia superior (descrito en Pruebas para el cáncer de esófago).
Las personas con este síndrome poco común (también conocido como síndrome Paterson-Kelly) presentan membranas en la parte superior del esófago, generalmente con anemia (recuentos bajos de glóbulos rojos) debido a bajos niveles de hierro, inflamación de la lengua (glositis), uñas quebradizas, y algunas veces un bazo agrandado.
Una membrana es una porción delgada de tejido que se extiende desde el revestimiento interno del esófago y que causa un área de estrechamiento. La mayoría de las membranas esofágicas no causa ningún problema, aunque las más grandes pueden causar que los alimentos se atasquen en el esófago, lo que puede causar problemas al tragar e irritación crónica en esa área debido a la comida atrapada.
Aproximadamente 1 de cada 10 personas con este síndrome eventualmente padece cáncer de esófago de células escamosas o cáncer en la parte inferior de la garganta (hipofaringe).
La lejía es una sustancia química que se encuentra en limpiadores industriales y domésticos potentes, como los limpiadores de drenaje. Esta sustancia es un agente corrosivo que puede quemar y destruir células. El beber por equivocación un limpiador con lejía puede causar una grave quemadura química en el esófago. Conforme la lesión sana, el tejido cicatricial puede provocar que un área del esófago se vuelva muy estrecha, lo que se llama constricción. Las personas con estas constricciones tienen un mayor riesgo de cáncer de esófago de células escamosas, lo que a menudo puede ocurrir muchos años (incluso décadas) después.
Las personas que han tenido ciertos cánceres, como cáncer de pulmón, boca y garganta también tienen un mayor riesgo de padecer carcinoma de células escamosas del esófago. Puede que este riesgo se deba a que estos cánceres también son causados por el hábito de fumar.
El VPH es un grupo de más de 100 virus relacionados. Se les llama virus del papiloma debido a que algunos de ellos causan un tipo de crecimiento llamado papiloma (o verruga). La infección con ciertos tipos de VPH está asociada con varios cánceres, incluyendo cáncer de garganta, ano y cuello uterino.
Se han encontrado signos de infección por VPH en hasta un tercio de los cánceres de esófago en pacientes que viven en partes de Asia y África del sur. Sin embargo, en pacientes que viven en las otras áreas, incluyendo los Estados Unidos, no se han encontrado signos de infección por VPH en cánceres de esófago. El VPH es una causa poco frecuente de cáncer de esófago.
Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society
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Actualización más reciente: junio 9, 2020
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