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El tratamiento del cáncer testicular se basa principalmente en el tipo y la etapa del cáncer. Entre las diferentes etapas de tumores de células germinales, los seminomas puros tienden a tratarse de una forma, mientras los no seminomas y los tumores de células germinales mixtas se tratan de otra manera.
En esta etapa, el cáncer no se ha propagado fuera del testículo y los niveles de marcadores tumorales (como HCG y AFP) no están elevados.
Si se diagnosticó carcinoma in situ (CIS) después de extirpar el testículo mediante cirugía, no hay necesidad de otro tratamiento. Si se encontró el CIS después de una biopsia de testículo (por ejemplo, debido a problemas de fertilidad), el médico podría recomendar que no se ofrezca tratamiento inmediatamente. En lugar del tratamiento, puede que se necesite un seguimiento riguroso con exámenes médicos repetidos, ecografía del testículo y pruebas de sangre para verificar los niveles de los marcadores tumorales. Puede que no haya necesidad de tratamiento siempre y cuando no existan signos de que el CIS está creciendo o convirtiéndose en un cáncer invasivo. Si se administra tratamiento para el CIS, por lo general se hace con cirugía (para extirpar el testículo) o con radioterapia dirigida al testículo.
Si los niveles de los marcadores tumores son elevados, el cáncer en realidad no está en etapa 0, incluso cuando sólo se encontró CIS en el testículo y no existen signos de propagación del cáncer. En este caso, el tratamiento utilizado es para los cánceres en etapa IS. (Lea información más adelante).
Estos cánceres se pueden curar en casi todos los pacientes. Se hace una cirugía primero para extirpar el testículo y el cordón espermático (llamada una orquiectomía inguinal radical). Después de la cirugía, a menudo hay varias opciones de tratamiento:
Observación cuidadosa (vigilancia): si el cáncer no se propagó fuera del testículo, la mayoría de los expertos prefiere un seguimiento riguroso hasta por 10 años. Esto significa hacerse exámenes físicos y análisis de sangre cada 3 a 6 meses por el primer año, y con menos frecuencia después de eso. Los estudios por imágenes (CT y a veces las radiografías de tórax) a menudo se realizan cada 3 meses durante 6 meses, y luego una o dos veces al año. Si con estas pruebas no se detecta ningún signo de que el cáncer se ha propagado fuera del testículo, no es necesario otro tratamiento. Si el cáncer se ha propagado, se pueden usar tratamientos como la radiación o la quimioterapia. El cáncer regresará en 15% a 20% de los pacientes, más a menudo como propagación a los ganglios linfáticos, pero si esto ocurre, generalmente la radiación o la quimioterapia pueden aún curar el cáncer.
Radioterapia: la radiación dirigida a los ganglios linfáticos paraaórticos es otra opción. Estos ganglios están en la parte posterior del abdomen (vientre), alrededor del vaso sanguíneo grande llamado la aorta. Debido a que las células seminomatosas son muy sensibles a la radiación, se pueden utilizar dosis bajas de radiación. Alrededor de 10 a 15 tratamientos se administran durante 2 a 3 semanas.
Quimioterapia: una opción que funciona tan bien como la radiación consiste en 1 o 2 ciclos de quimioterapia con el medicamento carboplatino después de la cirugía. Muchos expertos prefieren la quimioterapia sobre radiación porque parece ser más fácil de tolerar.
En esta etapa, los niveles de uno o más de los marcadores tumorales siguen siendo elevados después de extirpar el testículo que contiene el seminoma. Esto ocurre en muy pocas ocasiones, y se puede tratar con quimioterapia.
Radiación: después de la cirugía para extirpar el testículo (orquiectomía inguinal radical), una opción de tratamiento es la radiación a los ganglios linfáticos retroperitoneales. Estos son los ganglios linfáticos que se encuentran en la parte trasera del abdomen (vientre). Por lo general, a los seminomas en etapa II se les administran dosis más altas de radiación que a los seminomas en etapa I.
Quimioterapia: otra opción es la quimioterapia, ya sea con 4 ciclos de EP (etopósido y cisplatino) o 3 ciclos de BEP (bleomicina, etopósido, y cisplatino). El médico entonces estará muy atento a su estado de salud (cada 3 a 6 meses) para identificar signos de que el cáncer ha regresado.
estos seminomas se han propagado causando ganglios linfáticos más grandes o se han propagado a muchos ganglios linfáticos diferentes.
Quimioterapia: por lo general este es el tratamiento preferido. Con frecuencia, se administran 4 ciclos de EP (etopósido y cisplatino) o 3 ciclos de BEP (bleomicina, etopósido, y cisplatino).
Radiación: esto puede ser una opción en lugar de la quimioterapia si los ganglios linfáticos no están agrandados debido a la propagación del cáncer.
Por lo general, el tratamiento es quimioterapia con 4 ciclos de EP (etopósido y cisplatino) o 3 o 4 ciclos de BEP (bleomicina, etopósido, y cisplatino). Otra opción podría ser VIP (etopósido, ifosfamida y cisplatino) durante 4 ciclos. Por lo general, la radioterapia no se utiliza en los seminomas en etapa IIC.
Casi todos estos cánceres se pueden curar, pero el tratamiento es diferente del tratamiento de los seminomas. Al igual que para el seminoma, el tratamiento inicial es la cirugía para extirpar el testículo y el tumor (orquiectomía inguinal radical). Las otras opciones de tratamiento dependerán de la etapa.
Si sus niveles de los marcadores tumorales (como AFP o HCG) siguen siendo altos incluso después de extraer el cáncer, pero la CT no muestra un tumor, por lo general se recomienda quimioterapia. Puede consistir en 3 ciclos de BEP (bleomicina, etopósido, y cisplatino) o 4 ciclos de EP (etopósido y cisplatino).
Se hace una cirugía primero para extirpar el testículo y el cordón espermático (llamada una orquiectomía inguinal radical). Después de la cirugía, sus opciones de tratamiento dependen de los datos sobre el cáncer.
El tratamiento depende de los niveles de los marcadores tumorales después de la cirugía y la extensión del cáncer a los ganglios linfáticos retroperitoneales. Estos son los ganglios linfáticos que se encuentran en la parte trasera del abdomen (vientre).
Si los niveles de los marcadores tumorales son normales, hay dos opciones principales:
Si los marcadores tumorales siguen siendo más altos de lo normal después de la cirugía inicial, el tratamiento suele ser quimioterapia como se indicó anteriormente (EP o BEP).
El tratamiento depende de los niveles de marcadores tumorales después de la cirugía y la extensión del cáncer a los ganglios linfáticos en la parte posterior del abdomen (vientre). Estos se llaman ganglios linfáticos retroperitoneales.
Si los niveles de marcadores tumorales son normales, las opciones son:
Si los marcadores tumorales siguen siendo más altos de lo normal después de la cirugía inicial, el tratamiento suele ser quimioterapia como se indicó anteriormente (EP o BEP).
Aun cuando los cánceres en etapa III se han propagado al momento de ser detectados, la mayoría de ellos aún se pueden curar.
Tanto los seminomas como los no seminomas en etapa III se tratan con orquiectomía inguinal radical seguida de quimioterapia Dependiendo del grupo de riesgo que corresponda al cáncer, esto podría ser con:
Si hay una alta sospecha de que el cáncer podría ser un coriocarcinoma testicular, la quimioterapia puede iniciarse sin una biopsia o se puede hacer una cirugía para extirpar el testículo.
Si el cáncer se ha propagado al cerebro, se puede emplear cirugía (si sólo hay uno o dos tumores en el cerebro), radioterapia dirigida al cerebro, o ambas. Si los tumores en el cerebro no están sangrando o causando síntomas, algunos médicos podrían optar por comenzar la quimioterapia primero.
Una vez que concluye la quimioterapia, el médico determina si quedó algo del cáncer. Si los estudios por imágenes y los niveles de marcadores tumorales son normales, es posible que no sea necesario ningún tratamiento adicional.
A veces, algunos tumores pueden quedar después del tratamiento. Esto generalmente ocurre en los pulmones o en los ganglios linfáticos retroperitoneales. El tratamiento adicional en este momento depende del tipo de cáncer.
Si el cáncer es resistente a la quimioterapia o se ha propagado a muchos órganos, la dosis de quimioterapia usual puede que no siempre sea suficiente. El médico podría recomendar altas dosis de quimioterapia seguidas de un trasplante de células madre. Inscribirse en un estudio clínico de un nuevo régimen de quimioterapia podría ser otra buena opción.
Si el cáncer desaparece con el tratamiento y luego regresa, se dice que recurrió o que hay una recaída. Si esto ocurre, usualmente es dentro de los primeros dos años después del tratamiento. En general, si el cáncer regresa, resulta probablemente mejor buscar una segunda opinión en un centro con personal de amplia experiencia en el tratamiento del cáncer testicular recurrente antes de comenzar con el tratamiento.
El tratamiento de los tumores recurrentes de las células germinales depende del tratamiento inicial y del lugar donde el cáncer regresa. El cáncer que regresa en los ganglios linfáticos retroperitoneales puede ser tratado con cirugía para extirpar los ganglios (RPLND) si la recurrencia es menor y si la orquiectomía fue el único tratamiento quirúrgico administrado anteriormente. Dependiendo de los resultados de la cirugía, también se podría recomendar quimioterapia.
Si parece que el cáncer ha recurrido en muchos de los ganglios linfáticos retroperitoneales o si el cáncer ha regresado en otra localización, usualmente se recomienda quimioterapia. A esto le puede seguir cirugía.
Si el cáncer de un hombre recurriera después de la quimioterapia o si su tratamiento ya no está surtiendo efecto, entonces será tratado con una quimioterapia diferente, lo que típicamente incluyen ifosfamida, cisplatino y ya sea etopósido, paclitaxel o vinblastina.
El tratamiento del cáncer testicular que ha regresado después de la quimioterapia no siempre es tan eficaz como los médicos quisieran. Por lo tanto, algunos médicos podrían recomendar quimioterapia en altas dosis seguida de un trasplante de células madre. Esta puede ser una mejor opción para algunos hombres con enfermedad recurrente, en lugar de la quimioterapia convencional. También pueden ser buenas opciones los estudios clínicos de nuevos tratamientos.
Por lo general, la orquiectomía inguinal radical es el tratamiento para los tumores de las células de Leydig y los tumores de las células de Sertoli. Por lo general, la radioterapia y la quimioterapia no son eficaces en estos tipos raros de tumores testiculares. Si el médico sospecha que el tumor se ha propagado fuera del testículo, los ganglios linfáticos retroperitoneales pueden ser extirpados quirúrgicamente.
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Actualización más reciente: septiembre 4, 2019
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