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Terapia dirigida para el cáncer de hueso

A medida que los investigadores han obtenido más información acerca de los cambios moleculares y genéticos en las células que causan el cáncer, han podido desarrollar nuevos medicamentos dirigidos específicamente a algunos de estos cambios. Los medicamentos de terapia dirigida funcionan en forma diferente a los medicamentos de quimioterapia convencionales y causan diferentes efectos secundarios. Estos medicamentos son especialmente importantes para combatir enfermedades, como el cordoma y otros tipos de cáncer de hueso para los cuales la quimioterapia no ha sido muy eficaz. Puede que los medicamentos de terapia dirigida sean más eficaces en el tratamiento de estos cánceres. Muchos investigadores están evaluando cómo estos medicamentos podrían utilizarse para tratar los cánceres de hueso primarios.

Imatinib

Algunos cordomas tienen defectos genéticos (mutaciones) que hacen que produzcan proteínas que emiten señales a las células para que crezcan. El medicamento imatinib (Gleevec®) es un medicamento de terapia dirigida que puede bloquear las señales que provienen de estos genes. Esto puede hacer que algunos tumores dejen de crecer o incluso que reduzcan un poco su tamaño. El imatinib se usa para tratar cordomas que se han propagado o que han reaparecido después del tratamiento. El imatinib se ha utilizado para tratar los cordomas durante muchos años, pero no está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para tratar este tipo de cáncer. Está aprobado para tratar otros tipos de cáncer.

Este medicamento se administra de forma oral con alimentos una vez al día. Los efectos secundarios comunes son leves y pueden incluir diarrea, náuseas, dolores musculares y cansancio, los cuales son habitualmente leves. Algunas personas que reciben este medicamento presentan erupciones en la piel que producen comezón. También puede causar molestias una acumulación de líquido alrededor de los ojos, los pies o el vientre.

Denosumab

El denosumab (Xgeva®) es un anticuerpo monoclonal (una versión artificial de una proteína del sistema inmunitario) que se une a una proteína llamada ligando RANK. La proteína lingando RANK normalmente les indica a las células osteoclastos que disuelvan los huesos, pero cuando el denosumab se une a ella, esta acción es bloqueada. En pacientes con tumores óseos de células gigantes que han vuelto a surgir tras la cirugía o que no se puedan extirpar quirúrgicamente, el denosumab puede ayudar a reducir el tamaño de los tumores por algún tiempo.

Para el tratamiento de los tumores de células gigantes, este medicamento se inyecta debajo de la piel. A menudo, puede tomar meses hasta  que el tamaño del tumor se reduzca.

La mayoría de los efectos secundarios son leves y pueden incluir dolores musculares, cansancio, y náusea. Un efecto secundario poco común, pero muy angustiante del denosumab, consiste en daño al hueso de la mandíbula (osteonecrosis de la mandíbula [ONJ]). A menudo, esta afección se origina como una llaga abierta en la mandíbula que no sana. Puede ocasionar la pérdida de los dientes y/o infecciones en el hueso de la mandíbula. Los doctores desconocen la razón por la que esto ocurre, aunque puede ser provocado por la extracción de un diente mientras se recibe el medicamento. Tampoco está claro cuál es el mejor tratamiento para este efecto secundario, aparte de suspender el denosumab. Mantener una buena higiene oral mediante el uso de hilo dental, cepillar los dientes, asegurarse de que las dentaduras le queden ajustadas y someterse a exámenes dentales regularmente podría ayudar a prevenir este problema. La mayoría de los médicos recomienda que los pacientes acudan a una revisión dental y que cualquier problema de dientes o de mandíbula sea tratado antes de comenzar a tomar este medicamento.

Interferón

Los interferones no son exactamente terapias dirigidas, sino una familia de sustancias producidas naturalmente por nuestro sistema inmunitario. El interferón-alfa es el tipo que puede ser utilizado para tratar tumores óseos de células gigantes que han regresado después del tratamiento (recurrido) o se han propagado (metastatizado).

Este medicamento se administra con mayor frecuencia todos los días como inyección debajo de la piel. También se puede inyectar en un músculo o en una vena.

El interferón puede causar efectos secundarios significativos. Estos incluyen síntomas similares a los de la gripe, como dolores musculares, dolor de huesos, fiebre, dolores de cabeza, cansancio, náuseas y vómitos. Los pacientes que toman este medicamento pueden tener problemas de razonamiento y concentración. El interferón también puede causar una disminución del número de células sanguíneas. Estos efectos habitualmente continúan mientras se siga administrando el medicamento, pero se pueden volver más fáciles de tolerar con el paso del tiempo. Los efectos secundarios disminuyen después de que se suspende el medicamento. Aun así, algunos pacientes tienen dificultad para sobrellevar estos efectos secundarios todos los días, y es posible que necesiten suspender el tratamiento por esta razón.

Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society

Nuestro equipo está compuesto de médicos y enfermeras con postgrados y amplios conocimientos sobre el cáncer, al igual que de periodistas, editores y traductores con amplia experiencia en contenidos médicos.

Actualización más reciente: febrero 5, 2018

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