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Para preguntas médicas, le animamos a revisar su información con su médico.
La cirugía es el primer tratamiento para casi todos los cánceres de testículo.
La cirugía para extirpar un testículo con cáncer se conoce como una orquiectomía inguinal radical. Se hace una incisión (corte) justo sobre el área púbica y se extrae con cuidado el testículo del escroto a través de la abertura. Luego el cirujano extirpa todo el tumor junto con el testículo y el cordón espermático. El cordón espermático contiene parte de los conductos deferentes, así como vasos linfáticos y sanguíneos que podrían actuar como vías para que un cáncer testicular se propague al resto del cuerpo. Para reducir la probabilidad de esto, se atan estos vasos al principio de la operación.
Todos los cánceres testiculares son usualmente tratados con cirugía, incluso cánceres que se hayan propagado.
Dependiendo del tipo y la etapa del cáncer, se pueden extirpar los ganglios linfáticos alrededor de los vasos sanguíneos grandes (la aorta y la vena cava inferior) de la parte trasera del abdomen al mismo tiempo que se hace la orquiectomía o durante una segunda operación. No es necesario extraer los ganglios linfáticos a todas las personas con cáncer testicular. Por lo tanto, resulta importante discutir este asunto (y las opciones) con su médico.
Esta es una operación compleja y de larga duración. En la mayoría de los casos, se hace una incisión (curte) grande en la mitad inferior del abdomen para extraer los ganglios linfáticos. Esta operación debe realizarla un cirujano que tenga experiencia realizando esta operación, ya que la experiencia es importante.
En algunos casos, el cirujano puede extirpar los ganglios linfáticos a través de incisiones muy pequeñas en el abdomen usando un laparoscopio y otros instrumentos quirúrgicos largos y delgados. Un laparoscopio es un tubo estrecho y largo con una fuente de luz y una pequeña cámara de video en el extremo que permite a los médicos observar el interior del abdomen. Las manos del cirujano no están dentro del cuerpo del paciente durante este tipo de cirugía.
En la cirugía laparoscópica, usted se recuesta sobre su costado después de que ha sido puesto a dormir. Se realizan varias incisiones pequeñas en su abdomen. Luego se insertan un laparoscopio e instrumentos quirúrgicos a través de las incisiones para extirpar los ganglios linfáticos. Las incisiones luego se cierran y se le despierta.
Los pacientes se recuperan mucho más rápido de esta operación que con el procedimiento convencional y pueden caminar poco después de la cirugía. Generalmente hay menos dolor y los pacientes comienzan a comer más pronto.
La cirugía laparoscópica parece ser mucho más fácil para el paciente, pero los médicos no están seguros si es tan segura y eficaz como la cirugía “abierta” convencional en extirpar todos los ganglios linfáticos que podrían tener cáncer. Debido a esta duda, los médicos suelen recomendar quimioterapia después de la cirugía laparoscópica si se encontró cáncer en los ganglios linfáticos.
Este procedimiento se usa con más frecuencia en pacientes con no seminomas en etapas iniciales para determinar si los ganglios linfáticos contienen cáncer. Al igual que el procedimiento abierto convencional, esta operación es compleja y sólo debe realizarse si el cirujano tiene mucha experiencia con este procedimiento.
Los riesgos a corto plazo de cualquier tipo de cirugía incluyen reacciones a la anestesia, sangrado profuso, coágulos sanguíneos e infecciones. La mayoría de los hombres experimentará al menos algo de dolor tras la operación, lo que se puede aliviar con medicinas contra el dolor, de ser necesario.
Perder un testículo usualmente no tiene ningún efecto en la capacidad de un hombre de lograr una erección y tener sexo. No obstante, si se extirpan ambos testículos, no se pueden producir espermatozoides y el hombre queda estéril. Además, sin los testículos, un hombre no puede producir suficiente testosterona, lo que puede disminuir el deseo sexual y afectar su capacidad para tener erecciones. Otros efectos podrían incluir cansancio, bochornos (sensaciones repentinas de calor) y pérdida de masa muscular. Estos efectos secundarios se pueden evitar al tomar suplementos de testosterona, ya sea en forma de gel, parche o inyección. Por lo general, las pastillas no son fuentes confiables de testosterona.
Por lo general, los hombres con cáncer testicular son jóvenes, y un cambio en la apariencia puede ser motivo de preocupación. Es posible que estén saliendo con alguien y se preocupen de la reacción que tendrá su pareja, o puede que sean deportistas y se sientan avergonzados por la falta del testículo al estar en los vestidores.
Para restablecer una apariencia más natural, se le puede implantar quirúrgicamente una prótesis testicular en el escroto. La prótesis que ha sido aprobada para uso en los Estados Unidos se llena de solución salina (agua con sal) y viene en diferentes tamaños para igualar el testículo restante. Después de implantada, puede lucir como un testículo normal. Puede que quede una cicatriz después de la operación que a menudo se cubre con el vello púbico. Algunos hombres desean una prótesis, mientras que otros no. Usted debe hablar con su cirujano sobre su preferencia antes de la cirugía. Además puede que ayude hablar con alguien que haya tenido una prótesis testicular para saber cuál ha sido su experiencia.
La cirugía para extraer los ganglios linfáticos retroperitoneales es una operación mayor. Las complicaciones graves no son comunes, pero pueden ocurrir. Aproximadamente del 5% al 10% de los pacientes tienen problemas a corto plazo después de la cirugía, como infecciones u obstrucción intestinal (bloqueo). El método convencional para una RPLND requiere una incisión grande en el abdomen, lo que dejará una cicatriz y puede tomar algo de tiempo para sanar. Su capacidad para levantarse y desplazarse después de la operación será limitada por algún tiempo. Resulta menos probable que esto sea un problema si usted se sometió a una cirugía laparoscópica, en la cual se hacen incisiones más pequeñas.
Este tipo de cirugía no causa impotencia (un hombre aún puede tener erecciones y relaciones sexuales). Sin embargo, este procedimiento podría causar daño a algunos de los nervios que controlan la eyaculación. Si estos nervios se dañan, cuando un hombre eyacula, el semen no se expulsa fuera del cuerpo a través de la uretra, sino que da marcha atrás y pasa a la vejiga. A esto se le conoce como eyaculación retrógrada, y puede hacer más difícil que un hombre tenga hijos.
A fin de preservar la función normal de la eyaculación, los cirujanos han creado un tipo de cirugía de los ganglios linfáticos retroperitoneales llamada cirugía para conservar los nervios que es muy exitosa cuando es realizada por médicos con experiencia en este procedimiento. El cáncer testicular a menudo afecta a los hombres a una edad en la que están tratando de tener hijos. Es recomendable que estos hombres hablen con sus médicos sobre la cirugía para preservar los nervios, así como lo concerniente a la preservación de espermatozoides en un banco de esperma (se almacenan las células espermáticas congeladas obtenidas antes del tratamiento). A menudo, los hombres con cáncer de testículo tienen recuentos de espermatozoides más bajos de lo normal, lo que a veces puede hacer difícil obtener una buena muestra de espermatozoides. (Para más información sobre este tema, consulte La fertilidad y los hombres con cáncer).
Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society
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Actualización más reciente: mayo 17, 2018
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