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Para preguntas médicas, le animamos a revisar su información con su médico.
Cuando una persona presenta signos y síntomas que podrían ser causados por cáncer de páncreas, se realizarán ciertos exámenes y pruebas para encontrar la causa. Si se descubre cáncer, se realizarán más pruebas para ayudar a determinar la extensión (etapa o estadio) del cáncer.
Su médico le hará preguntas acerca de sus antecedentes médicos y querrá aprender más sobre sus síntomas. Puede que le pregunte acerca de posibles factores de riesgo, incluyendo tabaquismo y antecedente familiar.
Su médico también le hará un examen para detectar signos de cáncer de páncreas u otros problemas de salud. Los cánceres de páncreas pueden a veces causar crecimiento del hígado o de la vesícula biliar que el doctor puede palpar durante el examen. Además se revisará su piel y la parte blanca de los ojos para ver si usted presenta ictericia (color amarillento).
Si los resultados del examen son anormales, su médico probablemente ordenará pruebas para ayudar a encontrar el problema. También es posible que le pidan que consulte con un gastroenterólogo (un médico que trata enfermedades del sistema digestivo) para realizar más pruebas y tratamiento.
Los estudios por imágenes utilizan ondas sonoras, rayos X, campos magnéticos o sustancias radiactivas para obtener imágenes del interior del cuerpo. Los estudios por imágenes se pueden hacer por varias razones tanto antes como después del diagnóstico de cáncer de páncreas. Estas razones incluyen:
La tomografía computarizada (CT) produce imágenes transversales detalladas de su cuerpo. La CT se usa a menudo para diagnosticar el cáncer de páncreas porque puede mostrar el páncreas con bastante claridad. Además, este estudio puede ayudar a mostrar si el cáncer se ha propagado a los órganos adyacentes al páncreas, así como a ganglios linfáticos y a órganos distantes. Una CT puede ayudar a determinar si la cirugía puede ser una buena opción de tratamiento.
Si su médico cree que usted padece cáncer de páncreas, es posible que solicite realizar un tipo de tomografía computarizada, conocida como CT multifase o CT de protocolo pancreático. En este estudio, se toman diferentes conjuntos de CT durante varios minutos después de recibir una inyección de un contraste intravenoso (IV).
Biopsia con aguja guiada por CT: la CT también se puede utilizar para guiar la aguja de la biopsia hacia un área donde se sospecha que hay un tumor pancreático. Pero si se necesita una biopsia con aguja, la mayoría de los doctores prefieren usar una ecografía endoscópica (descrita más adelante) para guiar la aguja hacia el tumor.
Las imágenes por resonancia magnética (MRI) utilizan ondas de radio e imanes potentes en lugar de rayos X para crear imágenes detalladas de las partes de su cuerpo. La mayoría de los médicos prefieren examinar el páncreas con una tomografía computarizada, pero también se puede hacer una MRI.
Además, se pueden usar tipos especiales de MRI en personas que podrían tener cáncer de páncreas o un mayor riesgo de padecerlo:
En los estudios de ecografía se usan ondas sonoras para producir imágenes de los órganos, como el páncreas. Los dos tipos más comúnmente utilizados para el cáncer pancreático son:
Este estudio por imágenes permite observar los conductos pancreáticos y conductos biliares para determinar si están estrechos, bloqueados o dilatados. Estos estudios pueden ayudar a mostrar si una persona podría tener un tumor pancreático que esté bloqueando un conducto. También se puede usar para ayudar a planear la cirugía. Este estudio se puede hacer de diferentes maneras, cada una de las cuales tiene ventajas y desventajas.
Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (ERCP): para este procedimiento, un endoscopio (un tubo flexible y delgado con una cámara de vídeo en el extremo) se introduce en la garganta y se pasa hacia abajo por el esófago y el estómago hasta llegar a la parte inicial del intestino delgado. El médico puede observar a través del endoscopio para encontrar la ampolla de Vater (lugar donde el conducto colédoco desemboca en el intestino delgado).
Las radiografías que se toman en ese momento pueden mostrar un estrechamiento u obstrucción de estos conductos que podrían deberse al cáncer de páncreas. El médico que hace esta prueba puede colocar un pequeño cepillo a través del tubo para obtener células para una biopsia o colocar una endoprótesis (stent o tubo pequeño) en un conducto biliar o pancreático para mantenerlo abierto si un tumor cercano lo presiona.
Colangiopancreatografía por resonancia magnética (MRCP): este estudio es una manera no invasiva de examinar el páncreas y las vías biliares utilizando el mismo tipo de máquina que se emplea para las MRI convencionales. A diferencia de la ERCP, no requiere una infusión de un material de contraste. Debido a que este estudio no es invasivo, los médicos a menudo usan la MRCP cuando solo quieren observar los conductos biliares y pancreáticos. Sin embargo, este estudio no se puede usar para obtener muestras de biopsia de tumores o para colocar endoprótesis en los conductos.
Colangiopancreatografía transhepática percutánea (PTC): en este procedimiento, el médico coloca una aguja fina y hueca a través de la piel del abdomen y hacia un conducto biliar que se encuentra dentro del hígado. Luego se inyecta un tinte de contraste a través de la aguja y se toman radiografías conforme el tinte pasa por los conductos biliares y pancreáticos. Al igual que la ERCP, este método también se puede usar para tomar muestras de líquidos o tejidos o para colocar una endoprótesis en un conducto con el fin de ayudar a mantenerlo abierto. Debido a que es un procedimiento más invasivo (y puede causar más dolor), por lo general la PTC no se usa a menos que ya se haya tratado la ERCP o que ésta no se pueda realizar por alguna razón.
Para realizar una tomografía por emisión de positrones (PET) se inyecta una forma de azúcar ligeramente radiactiva que se acumula principalmente en las células cancerosas. Después se usa una cámara especial para crear una imagen de las áreas de radiactividad en el cuerpo.
Este estudio se utiliza a veces para buscar la propagación de los cánceres pancreáticos exocrinos.
Estudio PET/CT: máquinas especiales pueden hacer una PET y una CT al mismo tiempo. Esto permite al médico comparar las áreas de mayor radiactividad en la PET con la apariencia más detallada de esa área en la CT. Este estudio puede ayudar a determinar la etapa (extensión) del cáncer. Puede ser especialmente útil para encontrar el cáncer que se ha propagado más allá del páncreas y que no pudiese extirparse mediante cirugía.
La angiografía es un estudio de radiografía que se usa para examinar los vasos sanguíneos. Se inyecta una pequeña cantidad de una sustancia de contraste en una arteria para delinear los vasos sanguíneos, y luego se toman las radiografías.
Un angiograma puede mostrar si la sangre que fluye en un área en particular está bloqueada debido a un tumor. También puede mostrar vasos sanguíneos anormales (alimentando el cáncer) en el área. Esta prueba puede ser útil para determinar si el cáncer de páncreas ha crecido fuera de las paredes de ciertos vasos sanguíneos. Se usa principalmente para ayudar a los cirujanos a decidir si el cáncer se puede extirpar completamente sin causar daño a los vasos sanguíneos vitales, y también les puede ayudar a planificar la operación.
La angiografía por rayos X puede causar molestias, pues el médico tiene que insertar un pequeño catéter en la arteria que llega al páncreas. Por lo general el catéter se inserta en una arteria en la ingle y se guía hasta llegar al páncreas. Se suele administrar un anestésico local para adormecer el área antes de insertar el catéter. Después de insertar el catéter, se inyecta el tinte para delinear todos los vasos mientras se toman las radiografías.
Además, la angiografía se puede hacer con un explorador de CT (angiografía por CT) o un explorador MRI (angiografía por MR). Actualmente, estas técnicas se usan con más frecuencia porque pueden proveer la misma información sin la necesidad de un catéter en la arteria. Puede que aún necesite una línea intravenosa para que el tinte de contraste pueda ser inyectado en el torrente sanguíneo durante el estudio por imágenes.
Puede que se utilicen varios tipos de pruebas sanguíneas que puedan ser útiles para diagnosticar el cáncer de páncreas o, de haberse detectado, para determinar las opciones de tratamiento.
Pruebas de la función hepática: la ictericia (la piel y los ojos adquieren un color amarillento) es a menudo uno de los primeros signos de cáncer pancreático. A menudo, los médicos ordenan análisis de sangre para evaluar la función del hígado en personas con ictericia para ayudar a determinar su causa. Ciertas pruebas sanguíneas pueden analizar los niveles de distintos tipos de bilirrubina (un químico producido por el hígado) y pueden ayudar a determinar si la ictericia del paciente es causada por una enfermedad en el hígado o por una obstrucción del flujo biliar (ya sea por un cálculo biliar, un tumor o alguna otra enfermedad).
Marcadores de tumores: los marcadores tumorales son sustancias que a veces se pueden encontrar en la sangre cuando una persona tiene cáncer. Los marcadores tumorales que puede ser útiles en el cáncer de páncreas son:
Ninguna de estas pruebas de marcadores tumorales es lo suficientemente precisa como para indicar con certeza si alguien tiene cáncer pancreático. Los niveles de estos marcadores tumorales no están elevados en todas las personas con cáncer pancreático, y algunas personas que no tienen cáncer de páncreas podrían tener altos niveles de estos marcadores debido a otras razones. Aun así, estas pruebas a veces pueden ser útiles, junto a otras pruebas, en determinar si una persona tiene cáncer.
En las personas que se sabe tienen cáncer de páncreas y que presentan altos niveles de CA19-9 o CEA, estos niveles se pueden medir por un tiempo para ayudar a saber que tan bien está funcionando el tratamiento. Si se extrae el cáncer por completo, estas pruebas también se pueden hacer para detectar signos de que el cáncer pudiera estar regresando.
Otros análisis de sangre: otras pruebas, como hemograma completo (CBC) o pruebas de química sanguínea, pueden ayudar a evaluar el estado general de salud de la persona (como la función de sus riñones y la médula ósea). Estas pruebas pueden ser útiles para determinar si los pacientes podrían tolerar una intervención quirúrgica mayor.
Los antecedentes médicos de una persona, el examen médico y los resultados de los estudios por imágenes pueden sugerir de forma contundente la presencia de cáncer de páncreas, pero usualmente la única forma de estar seguro es extirpando una pequeña muestra del tumor y observarla al microscopio. Este procedimiento se conoce como biopsia. Las biopsias se pueden realizar de diferentes maneras.
Biopsia percutánea (a través de la piel): el médico inserta una aguja fina y hueca a través de la piel del abdomen y hacia el páncreas para extraer un pequeño fragmento del tumor. Esto se conoce como biopsia por aspiración con aguja fina (FNA). El médico guía la aguja usando las imágenes de una ecografía o una CT.
Biopsia endoscópica: los médicos también pueden hacer una biopsia de un tumor durante una endoscopia. El médico pasa un endoscopio (un tubo delgado y flexible que tiene una pequeña cámara de video en el extremo) por la garganta y hacia el intestino delgado cerca del páncreas. En ese momento, el médico puede utilizar una ecografía endoscópica (EUS) para pasar una aguja hasta el tumor o una colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (ERCP) para colocar un cepillo y extraer células de los conductos biliares o pancreáticos.
Biopsia quirúrgica: las biopsias quirúrgicas actualmente se realizan con menos frecuencia que en el pasado. Pueden ser útiles si al cirujano le preocupa que el cáncer se haya propagado fuera del páncreas y quiere examinar (y posiblemente hacer biopsias) otros órganos en el abdomen. La manera más común de realizar una biopsia quirúrgica es mediante una laparoscopia (a veces llamada cirugía mínimamente invasiva). El cirujano puede observar el páncreas y otros órganos para detectar tumores y tomar muestras de biopsia de áreas anormales.
En pocas ocasiones, puede que el médico no haga una biopsia en alguien que tenga un tumor en el páncreas si los estudios por imágenes muestran que es muy probable que el tumor sea cáncer y si parece probable que se puede hacer una cirugía para remover todo el cáncer. En cambio, el médico procederá directamente a la cirugía, durante la cual, se pueden examinar las células tumorales en el laboratorio para confirmar el diagnóstico. Durante la cirugía, si el médico descubre que el cáncer se propagó demasiado como para eliminarlo completamente, puede que sólo se obtenga una muestra del cáncer para confirmar el diagnóstico, y el resto de la operación planeada será suspendida.
Si se planeó tratamiento (tal como quimioterapia o radiación) antes de la cirugía, es necesario realizar primero una biopsia para confirmar el diagnóstico.
Las muestras que se obtienen durante la biopsia (o durante la cirugía) son enviadas al laboratorio en donde serán analizadas con un microscopio para ver si contienen células cancerosas.
Si se determina que hay cáncer, podría ser que se hagan pruebas adicionales. Por ejemplo, se podrían hacer pruebas para ver si el cáncer presenta cambios (mutaciones) de ciertos genes como los genes BRCA (BRCA1 o BRCA2) o el NTRK. Esto podría afectar en determinar si ciertos medicamentos de terapia dirigida podrían ser útiles como parte del tratamiento.
Para aprender más sobre los diferentes tipos de biopsias, cómo se realizan pruebas a las muestras de la biopsia en el laboratorio, y lo que indicará los resultados, consulte Testing Biopsy and Cytology Specimens for Cancer (disponible en inglés).
Si le ha sido diagnosticado cáncer pancreático, su médico podría sugerir que consultara con un asesor genético para determinar si usted podría beneficiarse de hacer pruebas genéticas.
Algunas personas con cáncer de páncreas presentan mutaciones (como las de los genes BRCA) en todas las células de su cuerpo, lo cual los hace ser más propensos al riesgo de cáncer de páncreas, entre otros tipos de cáncer posiblemente. El someterse a estas pruebas genéticas para las mutaciones en ocasiones puede afectar cuáles tratamientos podrían ser útiles. También podría afectar en determinar si otros miembros en la familia deberían también considerar el recurirr a la asesoría y a las pruebas genéticas.
Para más información sobre pruebas genéticas, refiérase al contenido sobre genética y cáncer.
Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society
Nuestro equipo está compuesto de médicos y enfermeras con postgrados y amplios conocimientos sobre el cáncer, al igual que de periodistas, editores y traductores con amplia experiencia en contenidos médicos.
Mauro LA, Herman JM, Jaffee EM, Laheru DA. Chapter 81: Carcinoma of the pancreas. In: Niederhuber JE, Armitage JO, Dorshow JH, Kastan MB, Tepper JE, eds. Abeloff’s Clinical Oncology. 5th ed. Philadelphia, Pa. Elsevier: 2014.
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National Comprehensive Cancer Network. NCCN Clinical Practice Guidelines in Oncology: Pancreatic Adenocarcinoma. V.1.2020. Accessed at https://www.nccn.org/professionals/physician_gls/pdf/pancreatic.pdf on January 2, 2020.
Winter JM, Brody JR, Abrams RA, Lewis NL, Yeo CJ. Chapter 49: Cancer of the Pancreas. In: DeVita VT, Lawrence TS, Rosenberg SA, eds. DeVita, Hellman, and Rosenberg’s Cancer: Principles and Practice of Oncology. 10th ed. Philadelphia, Pa: Lippincott Williams & Wilkins; 2015.
Actualización más reciente: enero 9, 2020
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